Las federaciones, comités e instituciones deportivas están, en estos últimos años, realizando diferentes actividades para equiparar a los deportistas olímpicos y paralímpicos. Es un proceso que no está exento de dudas. Surgen muchas preguntas: ¿existe la posibilidad de que ambos grupos compitiesen en una misma categoría? ¿Sería una medida positiva en el camino para alcanzar la inclusión?
Para establecer un debate sobre la cuestión, contactamos con diferentes judocas y miembros relacionados con esta práctica, con el fin de conocer su opinión sobre las ventajas e inconvenientes de que los deportistas olímpicos y paralímpicos competian en la misma categoría. La pregunta es: ¿de qué manera esta medida abogaría por la inclusión y no segregación de deportistas?
El judo es un deporte olímpico que, desde 1988, se disputa entre personas con discapacidad visual. Esto se debe a que es uno de los ejercicios con menos modificaciones para ciegos, ya que solo es preciso que las luchas se inicien con los deportistas agarrados. Asimismo, los judocas con discapacidad visual escogen este entrenamiento porque la percepción visual no es considerada dentro de esta disciplina como la principal guía, sino que es la percepción táctil la que verdaderamente juega un papel fundamental dentro de la ejecución de técnicas.
Hablamos con Ariane Toro, subcampeona de Europa sub-23; Sara Álvarez, directora Deportiva Real Federación de Judo y DDAA y medallista de mundiales; Álvaro Gavilán, judoca bronce mundialista y Marta Arce, medallista olímpica.
Toro, hija de Yolanda Soler (bronce en las Olimpiadas de Atlanta de 1996), lo tiene claro: «una medida igualitaria debería de ser tener las mismas ayudas y la misma visibilidad, pero no la de competir en la misma categoría, ya que los paralímpicos jugarían en desventaja». De igual forma, Arce, también se posiciona en contra con el argumento de que «la distinción de las categorías es para velar por la igualdad de condiciones en la competición y ambos grupos no estarían». No sería una medida positiva para alcanzar la equidad entre ambos colectivos, sino que supondría una mayor dificultad para los paralímpicos.
No obstante, en una postura intermedia se encuentra Álvarez, que apuetsa por estudiar cada caso. Según explica la deportista, esta medida sería beneficiosa «si los deportistas adaptados tuviesen capacidad y el deseo, ya que les permitiría participar en una categoría con deportistas olímpicos». La judoca destaca los logros obtenidos por Sergio Ibáñez, deportista que compite en judo adaptado, que ha conseguido dos medallas en un campeonato de España absoluto.
No obstante, aunque Álvarez elogia los logros obtenidos por Ibáñez, concluye: «a un paraolímpico no deberías de abocarle a la inclusión. Puesto que, un deportista para estar motivado en la competición debe de tener posibilidades de victoria y, en la mayoría de los casos, la discapacidad es un hándicap y no les permite desarrollar su faceta deportiva».
Gavilán, judoca madrileño, medallista en varios campeonatos mundiales, está a favor de la posibilidad de que ambos grupos compitan en una misma categoría. Su argumento: «Podemos presumir de tener el deporte más inclusivo de todos». Actualmente, es común que olímpicos y paralímpicos entrenen y practiquen juntos. Por ello, Gavilán considera que es positivo y señala: «Nosotros, desde la Federación Española de Judo, vamos a seguir proponiendo que ocurran estas inclusiones, pues este deporte lo permite; muchos deportistas totalmente ciegos entrenan con frecuencia con deportistas sin discapacidad».
En defensa de la posibilidad de que olímpicos y paralímpicos compitan juntos para alcanzar la inclusión, Gavilán añade la ventaja de que «cara al exterior se da una buena imagen; que los paralímpicos y olímpicos compitan juntos es un escaparate». La directora de la Federación de Judo también señala que, con la victoria de Sergio Ibáñez, se logró una mayor atención de los medios de comunicación.
Ella menciona que las victorias del judoca transmitieron varios mensajes, entre ellos, la necesidad de inclusión de personas con discapacidad en diferentes áreas, la visibilidad de deportes no habituales y el espíritu de superación. Estos argumentos contrarrestan el punto de vista presentado por Ariane Toro, ya que la posibilidad de competir en la misma categoría, tanto para olímpicos como para paralímpicos, beneficiaría la entrada de un mayor número de patrocinadores que financiarían a estos deportistas.
Aun así, Arce agrega una visión no exenta de realismo, ya que «los deportes que no sean fútbol y algunos otros carecen de visibilidad tanto en los Juegos Olímpicos como en los Paralímpicos, lo que no mejora su situación económica. Los judocas, ya sean olímpicos o paralímpicos, no viven del deporte».
Finalmente, entre los entrevistados no llegó a haber consenso. Sin embargo, hay que reconocer que la pregunta gira en torno a un concepto muy ambiguo, el cual genera debates tanto en el mundo del deporte, como en otras áreas de la vida: ¿cómo se logra la inclusividad? Ante esta pregunta, cada uno tiene sus propios argumentos.
Grandes deportistas de diferentes prácticas, no solo judo, también participaron en el documental estrenado el pasado mes de septiembre Power. En esta serie, de la Fundación Sanitas y producida por Play The Unit, intervinieron Carl Lewis, Sergio Llull, Saúl Craviotto, Teresa Perales, Ignacio Pincho Ortega, y Desirée Vila, quienes visibilizaron el deporte inclusivo. El documental también plantea la siguiente cuestión a debate de este artículo: ¿Es positivo promover la práctica deportiva conjunta de personas con y sin discapacidad en todos los niveles, incluso en la alta competición?
El reportaje aborda esta pregunta, analizando los aspectos positivos y negativos de esta medida. Entre los beneficios se encuentran la promoción de la inclusión y la igualdad, el fomento de la conciencia sobre las capacidades de las personas con discapacidad y la inspiración que brinda a otros atletas.
Además, la práctica deportiva conjunta puede impulsar el desarrollo de programas y tecnologías deportivas inclusivas. No obstante, también existen desafíos, como garantizar que las instalaciones y los eventos deportivos sean accesibles para todos, abordar las diferencias en niveles de habilidad y asegurarse de que la competición sea justa y equitativa.
Todos los deportistas, tanto los que participaron en el documental, como en el debate fomentado en el artículo, coinciden en un punto: la falta de visibilidad de este deporte. El judo, al igual que otros deportes practicados por olímpicos y paralímpicos, no aparece en los medios de comunicación ni en las redes sociales, lo que provoca una desigualdad en cuanto al acceso a patrocinadores, becas, ayudas y financiación en comparación con otras actividades.
De esta manera, se demuestra que, en el deporte, la mayor monetización y visibilidad se destina a aquellos con más recursos económicos, como el negocio del fútbol. Por lo tanto, un cambio en la cobertura mediática sería beneficioso para mejorar la situación de los paralímpicos.
La celebración de unos Juegos Olímpicos en conjunto sería otra medida positiva para alcanzar la inclusividad de los paralímpicos. Puesto que, actualmente, en estas competiciones, todos los concursantes son agrupados en diversas categorías, ya sea por género, peso (como en judo), entre otras. Entonces, ¿por qué existen competiciones específicas para personas paralímpicas?
Unos Juegos Olímpicos unificados, ya sea participando en la misma categoría o en diferentes, tendrían múltiples beneficios para los deportistas, además de un incremento de la visibilidad del deporte paralímpico, una mayor dotación económica, etc.; pero, sobre todo, transmitirían un mensaje de igualdad a la sociedad, similar a lo que ocurrió en el pasado con la inclusión de mujeres y personas de distintas étnias en las competiciones.