No os estáis dando cuenta de la manipulación porque están metidas en el ajo las mejores mentes. Son buenos, no tienen escrúpulos y saben lo que hacen. Nuestros intelectuales nos quieren entretenidos buscando cosas de la Transición en Wikipedia y enfadados 24/7. Habéis caído en la trampa de la distracción de tal manera que ahora entro a los grupos de WhatsApp y ya no estáis haciendo el meme de cuánto valdría Aleix García si se llamara Alexinho (90 salmones).
Ni siquiera comentáis la lesión de Camavinga, la entrevista al mítico Gorriz o la última tontería al micrófono de Xavi Hernández. No os veo hablar de lo bien que juega el Castellón de Dick Schreuder. No puede ser más grave: estoy en disposición de asegurar que no habéis compartido nada de los Juegos Olímpicos de mascotas de equipos de fútbol que se celebran el próximo domingo en Butarque.
La política es el nuevo opio del pueblo. Hace tiempo que lo sospechaba, pero durante las últimas semanas la tendencia se ha hecho mucho más evidente. Cero dudas, aquí no se miente. Existen unos poderes ocultos que nos distraen con amnistías, pactos y presidentes para que no hablemos de lo verdaderamente importante: descubrí a Savinho antes que nadie y ahora vuelo en Biwenger.
Esto no lo verás en los medios porque es lo de siempre: de esto no interesa que se hable.
Así no se puede. Este país necesita abrir los ojos, escuchar mi podcast y volver a orientar el foco hacia lo importante. No será fácil, me temo, porque la maniobra manipuladora está bien urdida y se expande. Ha llegado incluso a los colegios porque cada vez los adoctrinan más jóvenes. Ahora voy a recoger a mi hijo Teo al salir de clase y antes de decir «hola» me suelta: «He sacado un nueve veinticinco en Matemáticas».
Me lo dice súper contento el niño como si eso le importara a alguien. «Y a mí qué me cuentas, hijo, olvídate de las mates. Las mates no te darán de comer. ¿Cuántos goles has metido hoy en el patio? ¿Has ganado el partido del recreo? ¿Cuántos toques haces?» No te dejes engañar y vayamos a lo verdaderamente importante.
Hace poco, por cierto, Teo salió del colegio un rato antes. Nos avisaron de que se había partido una ceja, así que fuimos a recogerlo y lo llevamos a Urgencias. Ya se sabe, cosas de padres. En la ceja le pusieron una especie de pegamento bastante guay, y un apósito discreto, y así no tuvieron que coserle. Teo parecía un tipo duro con las secuelas del golpe, aunque en realidad sea un blandengue. Exactamente igual que Luke Perry en Sensación de Vivir. Una suerte.
En el cole nos dijeron que el golpe se lo había dado mientras jugaba al fútbol en el patio. Un accidente. Al parecer Teo se chocó contra un poste y no quiero decir que lo celebré, pero dentro de lo malo me pareció una buena noticia: al menos no se lo habían hecho en una pelea originada por un debate sobre el legado de Adolfo Suárez. Al menos estaba a lo importante.
Luego empecé a sospechar. Qué raro lo de la portería y el poste. Si Teo es un zurdito fino y elegante, pero alérgico al choque. Cada día me parecía más extraño y ahora, semanas después, lo tengo muy claro. Cero dudas. Seguro que se lo hizo cultivando el huerto ecológico o algo así y nos contaron lo del fútbol para tenernos contentos y evitar marrones. Son buenos, no tienen escrúpulos y saben lo que hacen.