Sobre Messi o Cristiano Ronaldo está todo dicho, y todo el rato, hasta cuando juegan en ligas menores solo por el vil metal, pero… ¿quién se acuerda de Gai Assulin, «el más nuevo Messi de todos los Messis»? ¿Y de Arif Erdem, el centrocampista turco que fichó la Real hace unos años y que acabó detenido por simpatizar con un frustrado golpe de estado en su país? ¿Quién no se ha echado unas buenas risas/llantos con la cinturita de Winston Bogarde o con las lesiones constantes de Robert Prosinecki, capaz de pegar el petardazo primero en el Madrid y luego en el Barça? ¿Y esas leyendas tipo Romario, Cafú o Boban que lo hicieron de pena en su paso por algún equipo español?
Y así 220 jugadores sin ángel (siendo generosos) que están incluidos en uno de los libros más bizarros que ha dado la literatura deportiva española, muy prolífica en los últimos años: se llama El Álbum de Paquetes y es la traslación en papel y cómic de un podcast dirigido por Álvaro Velasco e Iñaki San Román desde 2019. El talentazo para dibujar lo han puesto Lorenzo Montatore, Pablo Ríos y Antonio Hitos en 170 páginas y una pasta dura que esconde un montón de anécdotas sobre 20 clubs históricos de la Liga.
Cada uno de ellos contiene un once ideal de paquetes, futbolistas que, por un motivo u otro, naufragaron cuando habían llegado con altas expectativas. Algunos de ellos, rascando un poco en sus trayectorias, es inexplicable que acabasen en una competición tan exigente como la española, pero ya se sabe que la cosa de los agentes es algo siempre muy difícil de descifrar.
La apuesta de ECC va por un volumen divertidísimo, que añade en cada uno de los 20 equipos interioridades sobre su camiseta más fea, el referente, el estadio, su embajador más peculiar y hasta una pequeña tira cómica. No falta tampoco el hipotético entrenador de ese once de paquetes que, señalan los autores, está configurado siempre con mucho cariño.
«La editorial se puso en contacto con nosotros. Les gustaba las historias que contábamos en el podcast, tan descacharrantes y trágicas. No bastaba con hacer un álbum de cromos, que era a lo mejor lo más fácil. Queríamos añadir retazos con historias de contar, satélites a los propios jugadores, el paquetismo de cada club desde todas las ópticas, como si fuera una enciclopedia», cuenta San Román, guionista de profesión. También lo es Velasco, que reflexiona sobre «cómo nos atrae el perdedor en la vida en general». «Estos jugadores son más importantes en las vidas de los clubs que otros que pasan sin pena ni gloria», añade.
San Román pone un ejemplo en su Barça. «¿Quién se acordará de Kessie o de Andersen, aquel central sueco que vino del Bayern? No lo hicieron mal, pero la gente recuerda más a Chigrinsky y el desastre que fue. Hay pasión por los cracks, pero también marca la decepción por gente como Coutinho».
Entre sonrisas, Velasco no cree que nadie vaya a molestarse. «Está por ver si muchos de ellos leerían más de diez minutos. Algunos están ocupados en sus casas gigantes después de atracar a distintos clubs. Ojalá se nos quejase alguien. Significaría que nos leen. Un titular como ‘Güiza se enfadó con estos dos subnormales’, nos vendría fantástico, la verdad», apunta. En todo caso, defiende que es una crítica «de abajo a arriba» porque, argumenta, «cambiaríamos nuestra vida por la de Jonathan Woodgate, sin duda».
Un terreno pantanoso es el de jugadores que son mitos pero que no funcionaron en alguna de sus aventuras españolas: Romario y su enfrentamiento con Luis Aragonés en Valencia, dos laterales épicos como Andreas Brehme y Cafú en Zaragoza… «Siempre hablamos de ‘expectativas versus realidad’. No queremos decir que estos jugadores sean exactamente paquetes, sino que decepcionaron a mucha», sostiene San Román. A algunos les confundió la noche, desde luego, pero «no solo por salir por ahí a tomar copas, sino los que no dormían porque estaban jugando a la Play Station al salir una actualización del Fornite».
La pena es que había que cortar por algún lado y de la selección de equipos plasmados se han tenido que quedar fuera algunos como Mallorca, Tenerife, Las Palmas, Málaga o Valladolid, auténticos nidos de paquetes a lo largo de su trayectoria. No deja de ser un libro «de los que apetece guardar», reitera Velasco. «A veces, por falta de espacio, vendo cosas en Wallapop, pero esto vas a querer quedártelo porque está bien editado y es muy entretenido y puede valer casi de consulta de padres a hijos», explica. San Román aporta que es «una cosa de culto de algo que maneja mucha gente».
La coda del libro en su contraportada lo resume bien. Es una frase de Javier Irureta: «Tan importante como jugar bien es no estorbar».
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