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Mundial de basket: España acusa la falta de talento y cae por los apagones ofensivos

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(Foto: Cordon Press)

El partido estaba al alcance de la mano. España estaba dando la talla ante Canadá en el encuentro más difícil de la Copa del Mundo 2023, aquel que necesitaba ganar para asegurar su pase a las eliminatorias. Sin embargo, en el último cuarto, volvió a suceder: a pesar de gozar de una ventaja de doce puntos, nadie era capaz de anotar. Durante más de ocho minutos, solo sumaron en el marcador una bandeja de Aldama (en segunda oportunidad)y tres tiros libres de Willy Hernangómez. De nuevo, el colapso ofensivo. Y Sergio Scariolo, como ya le había ocurrido ante Letonia, no podía encontrar ninguna solución táctica.

Con esta derrota, España ha quedado fuera de los ocho primeros puestos de un torneo FIBA por primera vez desde el año 2000. La sensación es engañosa, porque nos hemos acostumbrado a ver a un equipo que siempre rinde muy por encima de sus posibilidades. Los últimos hitos, además, son demasiado recientes :los oros —contra todo pronóstico— del Mundial de 2019 y el Eurobasket de 2022, a pesar de no figurar ni siquiera en las quinielas de los candidatos a medalla. Pero esta vez ha sido distinto. Ha habido algo diferente. Las costuras se veían desde la configuración de la plantilla. Y las mencionadas derrotas de la segunda fase de grupos, ante Letonia y Canadá, terminaron de abrirlas.

La importancia de crear desde el bote

No es una casualidad que, de los once equipos que no contaban con jugadores de la NBA, ninguno haya pasado a los cuartos de final de la Copa del Mundo. El desequilibro desde el bote es diferencial, y en la liga norteamericana brilla por encima de todo. Los torneos FIBA no son una excepción. España afrontaba su travesía en Indonesia sin Lorenzo Brown, quien arrastraba una lesión desde el verano pasado, ni Ricky Rubio, nada menos que el vigente MVP de la competición. Durante la preparación, el base del Masnou había anunciado su retiro para cuidar de su salud mental. Entonces, en el último minuto, Scariolo tuvo que incorporar a la plantilla a Juan Núñez, un jovencísimo base que podía dirigir pero que no era una amenaza ofensiva. Las dificultades para encontrar hombres abiertos y ventajas en el poste eran tales que acabó siendo titular en todos los partidos menos contra Letonia. A los diecinueve años.

(Foto: Cordon Press)

Brown y Rubio han sido bajas importantísimas: ambos jugadores son capaces de crear desde el bote, tanto para ellos como para otros. Es cierto que Sergio Llull y Darío Brizuela podían realizar una labor similar como anotadores revulsivos, casi siempre emparejados con Alberto Díaz para paliar sus defectos. Pero, en las dos derrotas, solo Brizuela logró destapar el tarro de las esencias durante algunos minutos, que se esfumaron tan rápido como llegaron. Y esto hizo aún más evidente lo obvio: más que concentración, que también, lo que faltaba era talento.

«A este equipo le faltan generadores», reconoció Álex Abrines tras el encuentro frente a Canadá. «Yo el primero. No estoy acostumbrado al ‘dos’, a jugar con la pelota y crear para otros. Normalmente juego al ‘tres’ y soy el finalizador. Nos falta un poco de esto. En el último cuarto hemos tenido cuatro, cinco minutos en que no hemos conseguido nada, también por mérito de su defensa. Pero teníamos que haber jugado con más movimiento y encontrar el tiro abierto».

Aciertos tácticos y errores garrafales

A pesar de las carencias, Scariolo ha sabido encontrar soluciones tácticas a lo largo del torneo, minimizando errores defensivos, controlando el rebote, buscando los puntos débiles del rival para anotar en el poste, en especial a través de Willy Hernangómez. En los tres primeros partidos, aprovechó las posibilidades del banquillo y acertó al encontrar el ritmo, a veces con un quinteto tipo small-ball que situaba a Usman Garuba de «cinco». Ante Brasil, incluso, se permitió el lujo de que los jugadores se autogestionaran, sin pedir un solo tiempo muerto para detener los parciales positivos del rival.

En la segunda fase de grupos, ante oponentes de mayor entidad, la gestión fue completamente diferente. Si bien Scariolo logró obtener ventajas en el marcador gracias a un juego muy controlado, estas se disolvían como un azucarillo en los minutos finales, cuando más importaba. Contra Letonia, el técnico no solo se equivocó en las rotaciones—dejó sin minutos a Juan Núñez y Santi Aldama en la segunda mitad—, sino que propuso defender los bloqueos directos por debajo hasta que ya era demasiado tarde. Contra Canadá, supo encarrilar mejor los minutos del banquillo en función de su desempeño, pero no contrarrestar el aumento de intensidad física con sistemas ofensivos eficientes. Tampoco aprovechó las cuatro faltas de Brooks y Dort para sacarles del partido, ni asfixió a Shai Gilgeous-Alexander con una doble marca en las últimas posesiones.

(Foto: Cordon Press)

Scariolo, al fin y al cabo, es humano. Comete errores. Solo quien no hubiera visto los partidos que han jugado Letonia y Canadá podía apostar por una victoria de España. Lo sorprendente—y para mal—ha sido su parcial acumulado de -31 en el último cuarto ante ambos equipos.

 Un equipo de transición

La selección ha exhibido una falta de recursos abrumadora. Es muy probable que la baja a última hora de Ricky Rubio, un auténtico generador desde el bote, haya trastocado los sistemas ofensivos del equipo. Sin embargo, en estas circunstancias, la fluidez del ataque hubiera mejorado con más distribución desde el poste y movimiento sin balón, sobre todo en los momentos calientes y ante mayor intensidad física, como sucedió en el Eurobasket. Esto ha hecho que el rendimiento de algunos jugadores haya disminuido de manera radical. Es sangrante el caso de Juancho Hernangómez, a quien le favorecen este tipo de esquemas. De otra manera, su errático lanzamiento de tres y sus deficiencias como defensor le penalizan demasiado para jugar muchos minutos, como sucedió contra Canadá.

¿Debería haber dado alguien un paso adelante? Es muy difícil pedir a jugadores acostumbrados a ejercer roles muy específicos que saquen a relucir el talento que no tienen. O que todavía no tienen. En realidad, hace varios años que España se encuentra en una etapa de transición. Los logros recientes no han acelerado el proceso, sino que este sigue su curso, como si la única exigencia fuera clasificarse para el próximo torneo FIBA. Por ejemplo, Juan Núñez ha jugado como titular sin que le pesara l ajuventud ni la falta de experiencia en grandes citas. En su debut, Santi Aldama ha dejado la sensación de ha tardado en encajar en el equipo, pero también la certeza de que su aportación será sensacional en el futuro. Usman Garuba se ha asentado en la rotación, enamorándonos con su versatilidad defensiva y lectura de juego. Por si fuera poco, en la recámara, se encuentran jugadores como Aday Mara e Izan Almansa, próximos a incorporarse al equipo sénior.

No nos engañemos: en esta Copa del Mundo, España nunca fue candidata a medalla. Y, a pesar de todo, ha jugado en muchísimos minutos como si lo fuera. Lo cual, en sí, ya debería llenar de orgullo a un equipo que debería tener un solo objetivo en mente: ganar las ventanas y clasificarse para los Juegos Olímpicos que se celebrarán en París el año que viene. Allí quizás se comience a atisbar ese cambio generacional que se pronostica desde hace tiempo.

2 Comments

  1. España tenía equipo para llegar a cuartos, mucho más allá era complicadísimo. Scariolo no es perfecto pero el anterior mundial y Eurobasket también había dudas sobre el equipo y sin embargo fue un éxito. Ni eran tan buenos hace 2 años ni tan malos ahora. Al perder los referentes de la generación de juniors de oro seguimos a la búsqueda de sus sucesores, pero no nacen de un día para otro. Con lo que había disponible han hecho un campeonato decente, si hubo apagones en dos cuartos importantes, contra Letonia y Canadá. Veremos al final del campeonato si nosotros éramos tan malos o ellos tan buenos.

  2. javier jiménez

    Magnífico análisis de la autora.
    La selección española es un orgullo para aquellos que amamos este deporte. La eliminación estuvo en la derrota ante Letonia.
    Para finalizar, aunque no es excusa, el arbitraje pudo influir en el resultado. Recordemos que perdimos de tres y hubo una canasta de willy (en tiempo) que no quisieron ver, así como una pérdida de abrines con falta (clara de Brooks) en la línea de fondo, Entre otras decisiones. Pero así es el arbitraje FIBA.

    Mucho ánimo para el preolímpico. Esperemos ver a nuestro capitán en su quinto mundial

    Gracias

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