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El sello de Setién en el Villarreal

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Quique Setién (Foto: Cordon Press)

«Quique, vete ya», cantaba parte de la afición del Villarreal en el estadio al perder su equipo en casa frente al Mallorca. Era el segundo partido de liga de un Quique Setién que había llegado al club apenas diez días antes, a finales de octubre de 2022. No recuerdo algún caso como este, en el que un entrenador haya tenido este rechazo nada más llegar a un club. ¿A qué se debió esa hostilidad?

El club acababa de vivir una situación convulsa con la inesperada marcha en medio de la temporada de su entrenador Unai Emery al Aston Villa, tras pagar su cláusula de rescisión. Eso desembocó en la llegada de Setién a un equipo que estaba 7º en la liga y que mostraba algunas dudas en su rendimiento, pero que había vivido varios años de una saludable estabilidad.

En esos diez días que pasaron desde su llegada hasta la reprobación de su propia afición, Setién había dirigido cuatro encuentros, es decir, que entre presentarse, viajes, concentraciones y partidos apenas pudo tener un tiempo mínimo para entrenar y plasmar algo de su sello en el equipo.

Dos derrotas en liga (1-0 frente al Athletic de Bilbao y 0-2 frente al Mallorca) y dos partidos intrascendentes en la Conference League, donde el equipo ya estaba clasificado matemáticamente a la siguiente ronda como primero de grupo (2-2 contra el Hapoel y derrota 3-0 ante el Lech Poznan) no parecen un motivo coherente para pedir que se vaya un entrenador que acaba de llegar. La explicación a ese ambiente enrarecido debe ser otra y pienso que está relacionada con el perfil de Quique Setién como entrenador, pues su conocida y firme apuesta por el buen fútbol causa mucho recelo entre aquella gente (que parece mayoritaria en las redes sociales) que se siente más tranquila con quienes representan el discurso hegemónico, un discurso cómodo que recurre a eslóganes fáciles que evitan pensar y analizar.

Setién no llegó a Villarreal con las típicas frases vacías de «Hay que ganar como sea» o «Trabajo, trabajo y trabajo», sino que ya en su presentación habló de que quería un equipo protagonista, que tuviese la pelota para dominar el juego y que partiendo de jugar bien buscase lograr buenos resultados. Consciente de que eso significaba cambiar bastante el estilo del equipo con respecto al que había con el anterior entrenador, aceptó el reto y, marcando una identidad propia, se expuso a ser señalado por quienes sienten incomodidad hacia lo diferente.

Llegó la derrota contra el Mallorca, el rechazo de parte de la afición y el nombre de Setién como instantáneo trending topic en Twitter, culpando a «la posesión» de su mal inicio en el club. Quique Setién vivía lo que tantas veces han vivido en España otros entrenadores identificados con el buen fútbol.

Si a Juan Manuel Lillo le iba mal en algún club decían que era por ser «un filósofo», pero cuando lograba buenos resultados se miraba para otro lado. Si algún equipo de Paco Jémez recibía alguna goleada era por su «estilo temerario», pero cuando en el Rayo Vallecano logró la mejor clasificación histórica en liga del club no se dijo nada de su estilo.

Dani Parejo (Foto: Cordon Press)

Incluso Xavi Hernández vivió algo así la temporada pasada. Cuando el Barcelona fue eliminado de la Champions, las redes sociales se llenaron de comentarios culpándole por su «relato» y por su «posesión», pero cuando después ganó la Supercopa goleando al Real Madrid y ganó la liga sacándole 10 puntos de ventaja al Madrid y 11 al Atlético, paradójicamente nadie dijo que eso se debía a su «relato» ni a su «posesión».

En este contexto mediático tan mediocre, cínico y hostil en que a la gente le incomoda quien se sale del discurso hegemónico y trata de ofrecer algo distinto (que para ser apreciado requiere buen gusto y conocimiento), es en el que se enmarca el rechazo a Setién, un entrenador siempre bajo sospecha, pero que tuvo la suerte de llegar a un club ejemplar. El Villarreal trabaja desde hace muchos años con criterio, cuida su cantera y da confianza a los entrenadores por los que apuesta. Eso, sin duda, ayudó a que Setién superara el primer bache inicial y acabase imponiendo su sello futbolístico. Peleó por una plaza en Champions con la Real Sociedad hasta la penúltima jornada para lograr finalmente un muy buen 5º puesto en liga, lo que mejoró claramente, en rendimiento y en clasificación, el equipo al que llegó, así como también la clasificación del Villarreal en liga en las dos temporadas anteriores, en las que terminó 7º.

Marcado por su etapa en el Barcelona

Quique Setién llegó al Villarreal tras más de dos años sin entrenar, después de una traumática salida del Barcelona, al que llegó poco antes del inicio de la pandemia.  Fue despedido tras perder una liga que ganó el Real Madrid y tras una histórica derrota 2-8 frente al Bayern de Múnich en Champions, lo que le sentenció definitivamente.

En el Barça cometió, según reconoció tiempo después, el error de no haber sido él mismo, de no haber tomado decisiones que eran difíciles pero necesarias para lograr imponer su sello en el equipo. Quizá no pudo adaptarse a la presión que conlleva entrenar a un equipo tan grande y probablemente la extraña e inestable situación vivida con la pandemia no ayudó a que pudiera desarrollar su modelo de juego, pero es evidente que sería injusto evaluar la trayectoria de un entrenador sólo por su etapa en un club. Lo cierto es que Setién, como la mayoría de entrenadores con una larga trayectoria, ha tenido buenas y malas etapas. Lo reseñable en él es que tiene un estilo de juego identificable del que ya se comenzó a hablar cuando entrenó al Lugo, con el que en 2012 subió a segunda división y al que mantuvo en la categoría tres temporadas, antes de dar el salto a primera división con Las Palmas, al que en su primera temporada salvó del descenso tres jornadas antes del final de liga y con el que en su segunda temporada logró un meritorio 14º puesto.

Ahí la España futbolística ya conocía el buen gusto que trataba de inculcar a sus equipos, su apuesta ofensiva con el balón como eje. Esa etapa le hizo llegar al Betis, en el que en su primera temporada logró un 6º puesto en liga que hizo al club volver a jugar en competición europea tras cuatro años sin hacerlo. Las excelentes sensaciones que transmitía el equipo continuaron en el inicio de la siguiente temporada, pero fueron empeorando como lo hizo la relación del entrenador con la afición. Setién se fue al final de una temporada en la que el equipo terminó 10º en liga, pero llegó a semifinales de Copa y estuvo cerca de lograr el pase a una final que se jugó en su estadio.

Así que, en conclusión, si bien llegó al Villarreal tras un largo parón y estando marcado por su etapa en el Barcelona, Setién ya tenía un bagaje que le identificaba como un entrenador capaz de hacer jugar bien a sus equipos y de lograr buenos resultados.

Estilo de juego y táctica de su Villarreal

Su llegada a La Cerámica supuso un claro cambio en el estilo de juego del equipo, lo cual, como es lógico, llevó unos meses hasta que se pudo desarrollar con eficacia y continuidad. El Villarreal venía de ser con Unai Emery un equipo que destacaba por atacar con transiciones rápidas, que defendía con un repliegue en su propio campo y que era especulador, es decir que si se ponía en ventaja renunciaba voluntariamente a la pelota y esperaba el error del rival para salir de contragolpe.

Si bien en liga sus resultados no fueron muy positivos, Emery logró en el club ganar la Europa League y alcanzar las semifinales de Champions League, con un estilo de juego semejante al que el Villarreal tuvo anteriormente con Marcelino García, otro entrenador con una larga etapa en el club y buenos resultados globales.

Etienne Capoue (Foto: Cordon Press)

Setién, en cambio, llegó al Villarreal con una propuesta futbolística más equiparable a la que desarrolló en el club años atrás Manuel Pellegrini, entrenador que logró crear un equipo protagonista, que en 2006 llegó por primera vez en la historia del club a semifinales de Champions, que en 2008 fue subcampeón de liga y que aún es recordado por lo vistoso de su juego.

Si bien la idea futbolística de Setién estuvo clara desde el principio, y pese a llegar a un equipo con muchos jugadores adecuados para aplicarla, pasó un tiempo hasta que pudo desarrollarla con continuidad.

Su idea, con un esquema de 4-3-3, se reflejó desde el principio en una salida con balón desde la defensa, con un mediocentro encargado de bajar a recibir la pelota y abrir el juego (Parejo, un jugador con experiencia, calidad y buen toque) y con dos interiores con distintas características. Uno más cercano al mediocentro, sirviendo de apoyo y buscando los espacios libres para llegar al área rival por sorpresa (Capoué cuando no estuvo lesionado y también Terrats) y otro ejerciendo más de mediapunta, capaz de conectar con los extremos y el delantero con un último pase (Lo Celso cuando no estuvo lesionado y también Baena).

Dos extremos bien abiertos en banda, capaces de regatear y de ir al espacio tras pases de los centrocampistas (Chukwueze por la derecha y Yeremi Pino o Morales por la izquierda) y un delantero centro capaz de bajar a recibir la pelota al pie y de atacar los espacios para recibir un pase en profundidad e ir a definir (Gerard Moreno, aunque por sus lesiones terminó siendo Jackson).

En resumen, salir con el balón jugado, paciencia para elaborar, movilidad de los centrocampistas interiores y buscar el uno contra uno de los extremos forman parte del sello que ha desarrollado Setién en el Villarreal, así como otros dos aspectos fundamentales que le diferencian del anterior entrenador: al perder la pelota se hace más habitualmente una presión colectiva en el campo contrario y tras ponerse por delante en el marcador el equipo no se echa atrás sino que busca seguir atacando, como la forma más lógica y saludable de intentar cerrar los partidos.

Pese a no reforzar la plantilla tras la marcha en el mercado de invierno de dos jugadores importantes como Rulli y Danjuma (que había brillado con Emery), y pese a la plaga de lesiones que hizo que varios jugadores clave se perdieran muchos partidos (Foyth, Capoué, Lo Celso y Gerard Moreno), el equipo terminó dejando muy buenas sensaciones, lo que se reflejó en la tabla clasificatoria de la liga Son destacables sus dos victorias frente al Real Madrid (2-1 y 2-3), en las que el equipo dominó en muchos tramos de los encuentros y mostró un excelente nivel competitivo.

Canteranos impulsados y jugadores potenciados

Dentro del sello futbolístico de Quique Setién hay un doble aspecto importante a reseñar: su capacidad para impulsar a jugadores canteranos y para potenciar el rendimiento de jugadores del primer equipo. Si en el Betis fue muy destacable su apuesta por canteranos como Fabián Ruiz, Junior Firpo y Loren Morón, en el Villarreal logró la pasada temporada que jugadores que estaban en el filial, sin opciones de jugar en el primer equipo, no sólo tuvieran oportunidades sino que fueran algunos de los jugadores más destacados.

Ramon Terrats (Foto: Cordon Press)

Es el caso de Ramón Terrats, centrocampista con buena colocación y capacidad de distribución que fue un apoyo fundamental para Parejo en la construcción del juego. También de Álex Baena, que brilló como mediapunta gracias a su buena movilidad e instinto para jugar entre líneas y llegar al área con peligro. Y, por supuesto, también es el caso de Nicolás Jackson, delantero senegalés que explotó de forma extraordinaria en los últimos meses de competición, mostrando potencia en conducción de la pelota y en sus desmarques al espacio, lo que le ayudó a terminar la liga con 12 goles.

Son tres casos de jugadores a los que Setién supo dar confianza y continuidad para explotar sus cualidades y convertirlos en importantes en el equipo.

Y si en Las Palmas logró sacar la mejor versión de Jonathan Viera y en el Betis hizo lo mismo con jugadores como Lo Celso y Bartra, en el Villarreal ayudó la temporada pasada a que Samu Chukwueze, hasta entonces irregular y sin la confianza necesaria, ofreciese su mejor versión como extremo derecho, jugando con continuidad y mostrando desparpajo en el regate y ser incisivo de cara al gol.

El estilo futbolístico de Setién ayuda a que jugadores con talento se sientan respaldados para sacar lo mejor de su juego, lo cual se traduce posteriormente en una revalorización en el mercado. Así ocurrió que, tras ofrecer su mejor rendimiento con él como entrenador, Jontahan Viera fue vendido por 12 millones de euros, Fabián Ruiz por 30 millones, Junior Firpo por 18 millones, Lo Celso por 48 millones y, en este renciente mercado de verano, Nicolás Jackson por 38 millones y Samu Chukwueze por 20 millones (más 10 en variables).

Parece, por tanto, que la tan denostada «posesión» de Setién, además de para traer buenos resultados, acaba sirviendo para producir unos enormes beneficios económicos con el dinero que los clubes reciben al vender jugadores potenciados gracias a su estilo de juego.

El reto para esta temporada

Tras la buena temporada pasada, son varios los jugadores importantes que se han ido del Villarreal. Lo Celso ha vuelto al Tottenham tras su cesión y Pau Torres (Aston Villa), Nicolás Jackson (Chelsea) y Samu Chukwueze (Milan) se han ido traspasados.

Han llegado gratis el mediocentro Comesaña (del Rayo Vallecano), el centrocampista Denis Suárez (del Celta de Vigo) y el delantero Brereton (del Blackburn Rovers), además de haber ejercido la opción de compra al Girona por el centrocampista Terrats (que había llegado cedido al equipo filial), de haber incorporado como cedido al defensa central Gabbia (del Milan) y de haber comprado a Sorloth (delantero de Leipzig que jugó la temporada pasada cedido en la Real Sociedad).

Es evidente que el equipo ha perdido mucha calidad y que la inversión en fichajes ha sido mucho menor que el dinero obtenido por traspasos, pero habrá que ver si los nuevos consiguen llenar el hueco de los jugadores importantes que se han marchado. En una temporada en la que Quique Setién, tras lo desarrollado el año pasado y habiendo podido trabajar con tiempo en la pretemporada, tendrá el reto de consolidar su estilo de juego en el equipo y lograr que el Villarreal siga siendo reconocible como un conjunto atractivo que con su juego trata de devolverle el precio de la entrada al espectador, teniendo como foco el excelente 5º puesto en liga de la temporada anterior y con el reto de hacer un papel destacado en la Europa League o en la Copa.

Será importante que el Villarreal siga con su línea de club estable que sabe lo que quiere y tiene un proyecto a medio y largo plazo, pues es evidente que si llega una mala racha de resultados (habitual en todos los clubes) Setién volverá a estar bajo sospecha de la afición, volverá a ser trending topic en Twitter y su «posesión» será señalada como culpable de todos los males.

Ese será el momento de mostrar serenidad, de respaldar más que nunca al entrenador y de seguir confiando en que su estilo de juego es el camino para sacar lo mejor de un equipo en el que el entrenador ya ha demostrado que su sello aún sigue vigente.

3 Comments

  1. Cappa escribiendo sobre Setién… Lo siento pero no puedo con esta gente, clásico grupillo que creen que pueden jugar como Guardiola cuando solo el propio Guardiola puede hacerlo.
    En cuanto alguien les gana con otro estilo (considerado profano por ellos mismos) les falta tiempo para desacreditarlo y pensar que son mejores aunque pierdan.

  2. Setién ha sido destituido por su soberbia e incapacidad para manejar un grupo de jugadores. El desinterés y la dejadez que apuntan los propios futbolistas del Villarreal no dicen mucho a su favor.
    En toda su carrera de entrenador ha sido incapaz de sostener un nivel de juego y resultados alto a lo largo de un período de tiempo respetable.
    Y él mismo reconoce que en el Barcelona hizo directamente el pardillo delante de un grupo de futbolistas carentes de cualquier tipo de disciplina de trabajo. Justo lo contrario de lo que necesitaba el Barça se lo dio, unido a verdaderas debacles que forman ya parte de la historia del club.

    Qué manía con defender lo indefendible.

  3. Se dice en los comentarios que la causa de su destitución ha sido su soberbia. Puede ser que sea cierto porque pocas veces se ha visto en los últimos tiempos una «cama» tan evidente por parte de los veteranos, muchos años en el club y ya amiguetes del palco. Algo mal ha tenido que hacer con ellos, lo que a lo mejor era algo bueno para el club. La cosa no ha ido mejor tras cambiar el estilo a más no poder pero siempre es mejor el discurso de «la lucha, el sacrificio y el darlo todo» aunque no haga más que tapar escasez conceptual (que no siempre), es el discurso del que no tiene discurso.
    En todo caso, no parece que Setién vaya a ganar un concurso de popularidad. Y en este juego de millonarios caprichosos, es fundamental caer bien en el vestuario.

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