Muchos años antes de encadenar Eurocopa, Mundial y Eurocopa, cuando la Selección no se comía un colín, Alfonso Arús diagnosticó con precisión su gran mal: «El problema de España es que juega al ritmo de José Ángel de la Casa». El tiempo le dio la razón. De la Casa –histórica voz, narración serena y elegante– se despidió de RTVE tras un partido contra Islandia en marzo de 2007 y dejó el terreno expedito para el mencionado ciclo triunfal, bien explotado por las televisiones privadas.
Pese a haber conquistado la Nations League, Luis de la Fuente debería andarse con ojo. La gran amenaza que puede hacernos caer en la mayor de las galbanas, en el más romo de los tikitakas, tiene nombre y apellido: David Figueira, el hombre que ha relevado a Juan Carlos Rivero como narrador de los partidos de España. Le salva por ahora que es mucho menos conocido que su predecesor, al que le bastaba abrir la boca para ser encumbrado trending topic. No sé qué dirán de Figueira los que tachaban a De la Casa de soso. Con él al frente, las transmisiones no pueden ser más planas. Tampoco ayuda que el fichaje estrella para los comentarios técnicos sea Fernando Llorente, cuya mayor aportación en estos partidos ha sido mostrar cierto entusiasmo cada vez que Figueira anunciaba el regreso del Gran Prix a la programación estival del ente público. Cómo no, por otro lado.
Es posible que en estos partidos con De la Fuente el juego de España haya sido vertiginoso y trepidante pero los telespectadores, presas de la modorra, hayamos sido incapaces de percibirlo. Al nuevo seleccionador hay que reconocerle el mérito de campeonar con un grupo al que apenas ha podido entrenar y, lo que es más complicado, vistiendo calzón rojo; el pantalón de Luis Enrique, como lo definió Paco González, asunto de estado en el Mundial de Catar 2022 y que a tantos españoles distanció de su equipo. Fue casi tan nocivo como el Twitch ese del demonio. «Hoy la gente se ve representada por Luis de la Fuente, cosa que igual ayer no ocurría», proclamó en El chiringuito Alfredo Duro; «con lo cual, hoy Luis de la Fuente gana y Luis Enrique pierde».
«¡A mamar! ¡A mamar! ¡A mamar con Luis de la Fuente!», gritaba como un poseso Manolo Lama en la Cope nada más acabar el partido. Aunque no lo parezca, el mensaje era sutil: no iba dirigido a los detractores del nuevo seleccionador, sino a los defensores del antiguo. Como la victoria ante Croacia llegó en los penaltis, varios periodistas corrieron a desempolvar la indecorosa tanda con la que dijimos adiós al Mundial y Luis Enrique también al cargo.
España ha disputado ocho partidos en esta Nations League: los seis de la fase de grupos, con Luis Enrique, y los dos de la fase final, con De la Fuente. Con esta premisa, el debate en los medios ha consistido en el previsible reparto de culpas y méritos según las filias y fobias de cada uno. Cuando se trata de ajustar cuentas, muy pocos periodistas parecen capaces de separar lo profesional y lo personal. Uno de ellos fue Miguel Serrano, apodado El látigo, este lunes en Radio Marca: «A mí Luis Enrique me parece un entrenador estupendo y me parece un idiota, las dos cosas».
Lo mismo en los medios que en el Wizink Center de Madrid, la Selección queda reducida una vez más a un nuevo campo para la batalla Madrid-Barça. Como la final del Mundial. Como la final de la Champions. Como todo. España, campeona de la Liga de las Naciones, no tendría rival en la Liga de las Facturas. Y eso que, cuando nos preguntan si vamos a querer una, la mayoría decimos que no.
Hacer de todo un madrid-barsa es lo mas comodo para los medios de comunicación, solo con eso en primera división te ahorras seguir 18 equipos y la audiencia nunca falla a ese beef, es el mercado amigos.
Angel de la casa el mejor de todos los tiempos que se hacia los partidos el solito no como ahora que son tertulias de bar puras y duras solo falta oirles por el medio de las retransmisiones pon otra ronda que pago yo.
José Ángel de la Casa sería soso, pero sabía de fútbol, se documentaba y te narraba el partido. Lo que hay ahora da vergüenza ajena. Prefiero a un soso, que a un exaltado.
Recuerdo un día en una boda que entre los invitados había una señora que nadie conocía, que no hablaba con nadie, que apenas se movía. Pero ahí estaba, como parte del mobiliario. Cuando alguien preguntó: «¿Quién es esa señora?», otro contestó: «Ni idea, la habrá puesto el Ayuntamiento». Fernando Llorente es como esa señora.
El tal látigo Serrano trabaja para OK diario, sus oficinas están en el mismo edificio en el que yo trabajo, capital 7, un día aparcaba yo mi bici en el garaje y observé como mostraba con orgullo un mercedes último modelo (macarra) a un grupo de becarios de ok diario que silbaban y decían «menudo pepinaco», creo que es el ejemplo más ejemplar de periodista deportivo que uno puede encontrar en España.