Son tiempos globales e inmediatos. En España se sintoniza la Premier, toda vez que en Inglaterra se sigue la Liga. El Viernes Santo, la mañana post Clásico despertó con el anuncio de Lampard como nuevo entrenador del Chelsea. Aquí decaía una noticia mientras en las lejanas islas saltaba otra, pero el fútbol ya es de todos. ¿Lampard? Nos preguntamos. En la previa a su enfrentamiento Champions, el Madrid había ganado 0-4 al Barça para meterse en una final y un Chelsea en mitad de tabla designaba técnico interino para remontar la temporada. ¿Lampard, ahora? Resulta que como relevos de Potter, fueron tanteados los exitosos Luis Enrique, Nagelsmann y Zidane antes de que la directiva se decidiera por alguien sin títulos en su haber al que ya despidieron en 2021 por no sacar rendimiento al equipo. Un Chelsea, aquel, con muchos futbolistas de los actuales. Un Chelsea que acabó, dirigido por Tuchel, alzando la Liga de Campeones ese mismo curso, dejando en el camino precisamente al Madrid. Una leyenda blue, sin duda, pero la decisión impactó negativamente a nivel europeo, puesto que todo el proceso de elección parece involutivo.
Lampard y buenos futbolistas
Se empezó el curso con el triunfal Tuchel para acabarlo con Lampard. No cabe duda de la importancia del técnico, habida cuenta de que es el encargado de elegir a los mejores futbolistas, de manera complementaria y acorde a cada partido. Huelga decir que no todos tienen la misma capacidad para hacerlo con precisión. Sin embargo, lo único fundamental para que un equipo funcione es tener grandes jugadores en plantilla. Y por ahí el Chelsea puede salvarse.
Dice Lampard que «hay mucho talento (…) aquí todos los jugadores han ganado Champions o Mundiales, o han jugado finales o semifinales de Champions o de Mundiales. No es un problema de calidad, sino de organización y de la convicción que viene después». Nada de palabrería. Boehly invirtió más dinero que cualquiera en los últimos mercados y el equipo tiene nivel individual. Así lo indican James, Enzo, Kanté, Félix, Sterling, Ziyech o Havertz. Y dejando a Kanté fuera de su primera lista por precaución, Lampard demostró el fin de semana que sabe la importancia que tiene cada uno de los grandes jugadores en cualquier equipo. Sin embargo, la confección presenta problemas que se evidenciaron en el partido. Les esperaba el Madrid, un equipo integral que no suele perdonar ni a los equipos perfectos.
Carvajal y los de siempre
El Madrid es un equipo redondo que llegó al partido con pleno de futbolistas, a excepción del lesionado Mendy, y el mejor delantero centro del mundo en racha. Un Balón de Oro y dos hattrick seguidos, el último de ellos contra el Barça, contemplan al actual Benzema. La previsión era que marcaría, y por supuesto marcó.
Para confeccionar su equipo Ancelotti atendió a sus futbolistas, no al rival, y por ello dispuso la misma alineación que goleó en el Clásico. De todas las alineaciones compensadas que puede sacar, apostó por la más ofensiva, sin el resguardo físico-táctico de un pivote como Tchouameni. Bien mirada, parece una selección de mejores futbolistas de Europa y América. Jugaba en casa y era momento de arriesgar.
Con los elegidos, los puntos clave del 4-3-3 estuvieron en el ataque. Empezando por Modric, donde siempre empieza todo. En lugar de partir desde el interior derecho, como ha sido habitual estas temporadas, ejerció de enganche, escorándose a la izquierda para establecer una relación cercana con Vinicius y Benzema. Ancelotti ha repetido que Vinicius es el futbolista más determinante del mundo y para que reciba el balón limpio le acerca al mejor centrocampista de Europa. En cuanto a la construcción previa del juego, al no estar Kroos en su lugar habitual de volante izquierdo, con funciones de iniciador, el lateral fue Camavinga y no Nacho. El francés es un mediocampista de origen, más capacitado para conectar con Modric y Vinicius en el siguiente escalón. Como es natural, el juego se volcó por ese costado durante todo el partido.
Mientras, el descenso de calidad que la ausencia de Modric dejó en el perfil derecho, ocupada la zona interior con Valverde, fue remediado con el aporte de Kroos desde el «5» y la inclusión de Rodrygo como mediapunta. El alemán da el pase asociativo y Rodrygo la habilidad, con las inclusiones de Valverde y Carvajal para ataques lanzados. Modric, en cualquier caso, tuvo plena libertad de movimiento, toda vez que el Madrid, en fase ofensiva, no puede ser entendido según una lectura posicional, sino a través de móviles relaciones en función del balón. Y precisamente desde ese espectro funcional del juego, en general, y desde la figura de Carvajal, en particular, abrió el Madrid el marcador.
El lateral fue la pieza sorpresiva del partido. Dado que Benzema tiende a la izquierda, Carvajal hubo de aparecer en zona de interior derecho para igualar en número a los blues cuando el ataque blanco era construido. Desde su movimiento llegó el 1-0 a los veinte minutos. La mayoría de futbolistas del Madrid se juntaron funcionalmente en la izquierda, atrayendo a los defensores del Chelsea. Salió entonces un pase medio al espacio vació en la derecha que asaltaba Carvajal, donde recibió libre de marca. Entonces sirvió un buen balón picado a Vinicius, puesto que es un buen pasador, quien ya rompía a la espalda de los zagueros, dentro del área. El toque de este lo llevó Benzema al fondo de las redes.
Las inasumibles carencias del Chelsea
Por parte del Chelsea, como era de esperar, dado el nivel de ambas plantillas y la condición de visitante, Lampard estableció el equipo en total previsión del planteamiento rival.
En su estreno en Premier, el técnico sorprendió variando el sistema de tres centrales que llevaba establecido desde la etapa Tuchel, formando en 4-3-3. Contra el Madrid volvió la zaga a formar con tres en el centro y dos en los carriles, lo que fácilmente permite al dibujo mutar del 3-5-2 al 5-3-2. Antes de todo ello, lo importante fue que la presencia de Thiago Silva, recuperado de una lesión, Enzo, Kanté y Félix permitió una columna de calidad, con la que mirar a los ojos al Madrid. Aunque no fue suficiente, debido en gran medida a sus fallas.
En cuanto a la táctica referida, Lampard tuvo claro el peligro madridista por las bandas y actuó en consecuencia. Aplicando la estructura 5-3-2, en fase de repliegue la superioridad numérica en los extremos estaba asegurada con el carrilero y el central de ese costado, más el auxilio del interior, mientras el central vértice se mantenía pendiente del delantero centro.
En parte por plan y en gran parte a fuerza del empuje del Madrid, el Chelsea solo alternó entre la espera en bloque medio y en bloque bajo, tratando de asegurar así las ayudas. En los primeros compases controló muchos ataques en posesión del Madrid que solían desenlazarse en el extremo izquierdo, con la virtud de Vinicius para el desborde. Aunque no siempre fue posible, puesto que todas las tácticas inventadas no son suficientes para frenar el talento combinado de Vinicius y Benzema. En el minuto 12, una pared entre ambos acabó en chut lateral del francés que detuvo Kepa. El Madrid avisaba.
En cuanto a la fase ofensiva, el Chelsea fue un equipo pensado para el ida y vuelta por los carriles laterales. Sabedor de las limitaciones físicas de Modric y Kroos, únicos fijos en el centro del campo blanco, Kovacic y Kanté fueron los futbolistas elegidos para ocupar los interiores, en torno al mediocentro, Enzo. Trataban de moverse en los costados de los interiores madridistas, pero la posesión de estos apenas los dejó actuar y por ello se vieron obligados a esperarlos retrasados. En cualquier caso, ambos son los medios del Chelsea más capacitados tanto para la recuperación como para la transición conducida. Por su nivel y por sus características los eligió Lampard para esta cita, y así llegó la primera ocasión clara del partido. Oportunidad que no solo reflejó las virtudes, sino también los defectos del planteamiento de Lampard.
Con el Chelsea en bloque bajo, una recuperación fue lanzada por Kanté tras combinar con Sterling. El francés condujo y asistió profundo, como estaba previsto, a la espalda de la zaga blanca, adelantada hasta la línea divisoria. Sin embargo, el futbolista que trazó el desmarque de ruptura fue Joao Félix quien, dada su escasa velocidad, acabó siendo alcanzado por Militao y hubo de chutar forzado. Tanto el portugués como Sterling son futbolistas que demandan el balón al pie, bien para asociarse o bien para crear. Así el Chelsea, además de no poder jugar en largo por vía aérea, al carecer de delanteros capacitados para ganar los duelos, tampoco estuvo bien dispuesto para los contragolpes largos, ya que adolece de lentitud al espacio. Carencia que además facilitó la defensa madridista -y en consecuencia, numéricamente, el ataque-, puesto que los centrales de Ancelotti solo tuvieron que emparejarse a los delanteros en fase de posesión para anularlos. Con tantos metros a las espaldas de Félix y Sterling, Militao y Alaba siquiera necesitaban un tercer jugador en funciones de corrector.
El Chelsea no tuvo solución arriba, como demostró la posterior entrada de Havertz, otro delantero de corte asociativo. Pero poco pudo hacer Lampard. Revisada la plantilla, carece de perfiles distintos con los que abordar partidos de esta entidad. Por desgracia para el técnico, Aubameyang, su único futbolista apto para atacar espacios y golear, no puede jugar competición europea porque lo descartó Potter. El Chelsea es el equipo que peor porcentaje de gol por ocasión tiene en la Premier y no parece casualidad.
Con esta carencia asumida, la función de los laterales en ataque también esperaba ser clave. James y Childwell son futbolistas de condición pulmonar, capacitados para subir y bajar a ritmo durante todo un partido. Una vez arriba, tienen pie para la asistencia. James es el mejor de ambos. Una de las acometidas de este fue la segunda ocasión del Chelsea en el partido, justo tras el gol inicial. El inglés pudo asistir raso hacia Sterling, que no llegó a conectar.
La esperanza podía estar ahí, con los laterales del Madrid adelantados por la inercia del partido y los carrileros tomándoles la espalda al contragolpe. Pero tras el 1-0, la necesidad hizo que James ganase metros de partida y el flujo de ataques y contraataques del Madrid por el costado izquierdo aumentó hasta ser constante. Solo la imprecisión en las asistencias de los delanteros impidió que el Chelsea saliera goleado al descanso. Aguantó. Entonces, en el minuto 58, Childwell fue expulsado por derribar a Rodrygo, que ya encaraba a Kepa, y ahí murió toda opción de empatar por parte de los británicos.
El Chelsea aguanta el asedio
Lampard reestructuró en 5-3-1, dando entrada a Chalobah en el central izquierdo, con Cucurella en el carril. El objetivo era claro: no encajar.
En previsión del encierro blue, Ancelotti introdujo a Asensio, futbolista de gran disparo lejano. En el minuto 73, con el Chelsea hundido, el internacional español apareció en la frontal para, tras recibir un pase raso, mandar un certero chut ajustado al palo derecho de Kepa y hacer el 2-0. Anunciaron en Relevo que Asensio supera así a Solkjaer como el suplente con más goles en la historia de la Champions. Tras una acción aislada de Cucurella, Mount pudo hacer el 1-2 en el descuento, aprovechando un rebote, pero Rudiger lo impidió.
El partido no dio para más. El Madrid tiene el pase a semifinales más cerca que el año pasado, cuando parecía imposible también ante el Chelsea. Los de Lampard salen vivos del Bernabéu, que no parece poco.
Gran artículo, estupendo análisis Javier.
El Chelsea a día de hoy es un equipo con muchas carencias. A ver qué pasa el año que viene, pero tras gastarse más de 600 millones en fichajes este año (más que todos los equipos de La Liga y la Serie A juntos), es un equipo deslavazado. Muy pocos jugadores quedan de aquel 11 de Tuchel que levantó la Champions hace sólo 2 temporadas, eliminando en las semifinales, precisamente, a un Madrid de Zizou que fue muy inferior. Ese mes de abril de 2021 tuve pesadillas con un avión llamado Havertz, que ayer no jugó ocupando su lugar un Joao Félix decepcionante. Defendiendo en bloque bajo y saliendo a la contra, las únicas ocasiones del equipo inglés vinieron de recuperaciones y transiciones rápidas en los primeros minutos, y poco más.
El Real Madrid dio la sensación de ser muy superior en la mayoría de tramos de partido. Un Militao imperial, un Kroos rejuvenecido, un Carvajal muy fino y Vini desatado (como casi siempre) dieron al Madrid el control del partido, y solo la falta de finura y malas decisiones en los últimos metros (mal Rodry) impidieron un resultado más abultado.
Ojo con la vuelta. Hay un error en el último párrafo; el año pasado el Madrid ganó 1-3 en la ida en Stamford Bridge, lo cual acercaba mucho la clasificación a semis; cuando se puso difícil fue en el partido de vuelta, que el Madrid llegó a ir perdiendo 0-3. Este año la situación es diferente y parece una quimera pensar en un resultado así en Londres, pero el fútbol y la Champions son impredecibles y Stamford Bridge es un escenario peligroso.