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Análisis España – Alemania: Musiala reclama su Golden Boy

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Musiala protagonizó el juego teutón

La segunda fecha del Grupo E midió a las selecciones española y alemana, dos recientes campeonas del mundo y entre las favoritas para Qatar ‘22. Los dirigidos por Luis Enrique llegaron pletóricos, tras golear a Costa Rica por siete goles a cero en el estreno. La mayor cifra de su historia mundialista. Alemania era el polo opuesto. Habiendo creado el doble de ocasiones que Japón, se dejó remontar y perdió dos a uno.

Cara al segundo partido, aseguraba Hans-Dieter Flick que «con un punto seguramente no sea suficiente, hay que ganar». La derrota de los asiáticos contra los centroamericanos en la jornada matinal mejoraba la situación de Alemania. Pero seguía colista del grupo. «Para nosotros, la presión es máxima», zanjó el seleccionador.

Con acierto, dijo Valdano que el fútbol es un estado de ánimo. Bajo esta premisa, la Selección española partía con ventaja sobre su rival. Sin embargo, ambos equipos desarrollan el buen fútbol que permiten los grandes futbolistas. Se vio en la primera jornada, resultados al margen. Y si los teutones habrían de atender a la excitación, España necesitaba hacer lo propio con la confianza. Pecar por exceso supondría un error para cualquier de los dos. Además, avisó Luis Enrique de que «si los alemanes están heridos pueden ser aún más peligrosos». Porque Alemania es Alemania y bajo presión también es Alemania, que escribiría Rajoy.

Finalmente, empujada por su ánimo España fue mejor hasta abrir el marcador. A partir de ahí, una Mannschaft que se veía fuera de la Copa del Mundo se liberó y expresó su mejor futbol, hasta conseguir el empate. Pero hasta llegar al desenlace sucedieron muchas situaciones que conviene analizar.

España impone su táctica

Desde el inicio, España jugó como en ella es habitual. Durante la semana, en su canal de Twitch, el estoico Luis Enrique dijo que hay que preocuparse de lo controlable y olvidar el resto. «El objetivo de mi staff es convencer a los jugadores de cualquier situación que se pueda dar en el partido». A su juicio, mientras que el futbolista puede mantener a raya las emociones, el equipo aspira a controlar al rival y el juego. «Si no podemos controlar la movilidad de Alemania, será muy positivo para ellos», especificó.

La manera de controlar los partidos que imagina Luis Enrique parte de estructurar su equipo posicional y simétricamente. Si un acertado Hansi Flick aseguraba que «España lleva mucho tiempo jugando al 4-3-3, independientemente del sistema del contrario», Lucho revelaba que gastan mucho tiempo en perfeccionar su sistema de juego. Y que «los errores que me fastidian son en posicionamiento». Todo claro. Bajo un esquema 4-3-3 que contra Alemania volvió a verse, España produce un fútbol científico basado en la cercanía, el toque medido y las triangulaciones. Con ello pretende enjaular a cualquier rival, juegue este bajo el patrón que juegue.

No obstante, el asturiano aclaró que, aunque los suyos siempre jueguen igual, matizan su idea según las fortalezas o debilidades concretas que se observen en el rival. Y eso hizo contra Alemania. Con respecto al partido anterior, España solo presentó un cambio en la alineación. Había avisado el seleccionador de que no le gusta repetir once, por lo que cumplió su palabra. Entró Carvajal en lugar de Azpilicueta para ocupar el lateral derecho. A todas luces, la variante respondía a que, contra Japón, la Selección alemana presentó un sistema asimétrico, donde los atacantes se juntaban sobre todo en el sector derecho, dejando el izquierdo para la irrupción de su lateral, el joven y rápido Raum, que hacía funciones de carrilero. A través de él llegaron la mayoría de ocasiones sobre la portería defendida por Gonda, entre ellas el penalti que abrió el marcador. Raum fue el mejor y Luis Enrique actuó en consecuencia. Con la velocidad de Carvajal pretendió, en fase de transición defensiva, corregir las incursiones de Raum. Y con Carvajal lo consiguió. Hasta el 1-0, Raum apenas superó su mitad de campo, ni completó ningún centro al área; durante la segunda parte, solo pudo ejecutar un centro acertado y se mantuvo retrasado.

David Raum

Por su parte, Flick introdujo tres cambios en relación al malogrado estreno. En la zaga ingresó Kehrer por Scholtterbeck, lo que conllevó que el señalado Süle ocupase esta vez su mejor posición, como central derecho. Desde el lateral, había roto el fuera de juego que permitió el gol de la victoria nipona. Ahora, como central fue de los mejores de su equipo, ganando todos sus duelos aéreos y a ras de césped, un total de siete. Pero su único error, no ser capaz de adelantarse al delantero en un centro lateral, acarreó el gol español. El centro del campo se reforzó con un tercer volante, Goretzka, a quien la leyenda Matthaus consideró recientemente el jugador del equipo que le es más parecido. El todocampista del Bayern se situó por la izquierda y el sacrificado fue Havertz, uno de los tres atacantes que actuaron de partida contra Japón.

A causa de que Alemania dispuso de pocos contraataques, dada la buena labor defensiva española sobre todo en la primera mitad, Goreztka no pudo aportar las transiciones ofensivas que tanto dan a sus equipos. Sin embargo, Flick lo alineó principalmente para que desarrollase una labor más oscura. En rueda de prensa, el seleccionador había opinado que, desde el pivote, «Busquets es el corazón del juego español», toda vez que «Pedri y Gavi son fantásticos futbolistas». Alemania no podía descuidar la zona interior de España, que tanto trata de potenciar Luis Enrique con el talante de los mediocampistas usados y la labor fijadora de sus extremos, y por ello los igualó en número. Flick parecía obsesionado con el juego interior del oponente y estableció un planteamiento para anularlo. Consiguió que el ritmo de circulación español fuese bajo a cambio de que el suyo fuera insignificante, hasta que España se adelantó en el marcado y hubo de cambiar.

Asensio

Presentó así Alemania un 4-2-3-1 en fase defensiva, con Kimmich y Goretzka como primeros volantes, Gundogan como enganche. A modo de espejo, los tres encimaron a los medios españoles de manera individual, mientras que por delante de los interiores la posibilidad de pase desde los zagueros la cerraban Gnabry y Musiala, en posición de mediocampistas ofensivos. La presión germana se cerró interiormente desde el boque medio durante la iniciación de España, adelantándose e intensificándose cuando esta daba pases atrás o se producía una imprecisión. Más allá del tanto que lo acabaría empatando, un pase atrás hacia Unai propició la mejor ocasión alemana del partido, si no se considera como tal el gol de cabeza anulado por el VAR a Rüdiger en jugada de estrategia que resultó ser fuera de juego. La oportunidad citada llegó desde el pressing hacia delante alemán, provocando el riesgo en el pase del portero español y el salto de Kimmich sobre Pedri, quien de espaldas no pudo reaccionar. El robo de balón fue en el área española y solo la buena parada de Unai evitó el primer gol del partido, recién iniciada la segunda parte.

Los de Luis Enrique tuvieron la posesión el sesenta y cuatro del tiempo, pero solo pudieron encontrar ventajas reales en construcción cuando Asensio abandonaba su puesto de delantero para retrasarse al centro del campo. Desde allí, el del Madrid generaba el desconcierto rival. En sus caídas captaba la atención de uno de los pivotes, liberándose así un compañero interior, o recibía desmarcado al aparecer tras la mirada de los mediocampistas alemanes. Con ese origen llegó la mejor jugada de ataque del primer tiempo, alrededor del minuto treinta y dos. En una salida poco fluida de España, Asensio retrocedió hasta su mitad de campo, donde Laporte lo encontró; la devolución de primeras del delantero desencadenaría una jugada combinativa por el costado izquierdo con el ritmo adecuado, cuyo centro de Olmo al área Ferrán no supo aprovechar bajo palos, antes de que fuese anulada por fuera de juego.

Dada la espesura del juego, en la segunda parte Luis Enrique sustituyó a Ferrán por Morata. El del Atleti ocupó la punta y Asensio pasó al extremo. Se pretendía empujar a la zaga alemana y aprovechar los desmarques de ruptura del delantero para buscarlo en vertical. En el minuto sesenta y. dos, Olmo encontró a Alba y este asistió de primeras al primer palo, un Morata apareció adelantándose a los centrales para hacer definir al palo corto y hacer el 1-0. Tanto el intercambio posicional como las características relacionadas de esos futbolistas habían dado su fruto.

Con el marcador a favor, Alemania adelantó líneas y arriesgó más con balón. Entonces Luis Enrique dio entrada a Williams y Koke. Con la velocidad de Nico, la zancada de Morata y la intensidad defensiva de Koke como parte del ataque, el plan español incrementó la presión y sobre todo el ataque directo. Hubo sensación de peligro, pero no ocasiones.

Musiala impone su fútbol

Urgido por un resultado que los eliminaba, Alemania retomó la movilidad de la que hablaba Luis Enrique, que le es característica. Entonces se vio al mejor Musiala y cambió de verdad el partido.

En la primera parte, el hábil atacante había provocado, por sí solo, la tarjeta amarilla de Busquets. En la segunda se movió por todo el frente de ataque, creando acciones y regates. Las estadísticas dicen que fue el futbolista que más regateó, con un porcentaje de éxito del ochenta por ciento. Uno de sus centros, tras superar a Alba, casi lo remata a gol el ingresado Füllkrug, y uno de sus demarques a punto estuvo de materializarlo él mismo, pasado el minuto 70.

Jamal Musiala

También fueron de la partida Klostermann y Sané, el crack del Bayern que inició la Copa del Mundo acusando problemas físicos. Y a la tercera de Musiala fue la vencida. En el minuto 82, Laporte perdió un balón en la salida que recuperó Klostermann, quien tocó para un escalonado Sané, en zona de enganche derecho. Musiala ofreció un desmarque diagonal sobre los centrales, recibió de Sané y su maniobra de regate acabó en los pies de Füllkrug, quien asaltando el espacio de su compañero definió al palo largo. La conexión de dos grandes futbolistas, Sané y Musiala, decidió el resultado. Era el definitivo empate a uno. España está virtualmente clasificada y Alemania dependerá de sí misma en la última jornada.

En la previa, Flick había dicho que “España tiene muy claros los automatismos”. Estos funcionaron por momentos. Sin embargo, en el fútbol la automatización queda en un segundo plano cuando el talento habla.

Por talento Pedri ganó el Golden Boy en 2021 y Gavi en 2022, trofeo que le fue entregado el pasado mes de noviembre. En ambos certámenes, Musiala solo fue aspirante. Gundogan decía hoy en El País que Musiala y Pedri son infinitos. Pero un partido tiene los minutos que tiene -decir que en este Mundial tiene 90 es una grosera imprecisión- y en esa finitud hoy se impuso Musiala.

2 Comments

  1. Un buen análisis

  2. Muy buen análisis del partido , Enhorabuena
    Un saludo Javier Roldán

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