Se han cumplido 30 años de aquel cuatro de febrero de 1993, el día en que los Celtics de Boston subieron al techo del Garden el número 33 de uno de los jugadores más grandes de la historia del baloncesto: Larry Joe Bird (nacido en 1956). A la fiesta se había unido, cómo no, su buen amigo Earvin «Magic» Johnson. Ataviado con un chándal de los Lakers, entre Magic y Bird desabrocharon la chaqueta del chándal angelino para mostrar debajo una t-shirt blanca de sus archirrivales Celtics y así hacer reír a Bird. Magic, dirigiéndose a su amigo y delante de todos los presentes que abarrotaban el pabellón, dijo: “Larry Bird dijo que habría otro Larry Bird, un día. Y Larry, no habrá nunca, nunca, nunca jamás otro Larry Bird.”
Larry Bird fue muy escueto en su speech y entre otras cosas afirmó que había dedicado su vida al baloncesto y a los Boston Celtics antes de dar las gracias a los presentes. Su número 33 subía al techo del Garden junto al 3 de su amigo, hoy fallecido, Dennis Johnson. Fue una ceremonia llena de carga emotiva que se celebró sin necesidad de que ese día los Celtics jugaran un partido. El Boston Garden se abrió exclusivamente para despedir a una leyenda viva de la franquicia.
He aquí los 33 momentos de su vida que he elegido para dar a conocer un poco más la figura de Larry Bird.
1. A pesar de que durante su carrera deportiva fuera conocido como “El paleto de French Lick”, Larry Bird había nacido en West Baden —localidad vecina de French Lick— y entre ambos pueblos de Indiana transcurrió su infancia. Joe Bird y su esposa Georgia tuvieron seis vástagos, cinco de ellos varones, que fueron creciendo en un hogar donde siempre faltaba el dinero. Joe, excombatiente en Corea, saltaba de trabajo en trabajo incapaz de mantenerse en uno concreto. Carpintero, peón caminero, empleado de una gasolinera… antes o después, en todas partes le daban suela. Sufría de tremendas pesadillas a consecuencia de la puta guerra. Era un hombre divertido y muy abierto pero absolutamente atormentado por lo que había tenido que vivir en el frente. Gastaba casi todo lo que mal ganaba en la botella y tuvo que aceptar que Georgia, que ya no pudo más, se divorciara un día de él. El tres de febrero de 1975, Joe —que había vuelto a vivir con sus padres— llamó a Georgia y en un escueto monólogo le aseguró que lo que iba a hacer les serviría de ayuda a ella y a los chicos. Le confesó que la quería y que siempre había sido así. Colgó y se hundió una bala en la cabeza. Larry había cumplido los 18 apenas dos meses antes. Siempre ha confesado que lo sintió mucho pero que es capaz de comprender a su padre.
2. La temporada 73/74 fue la última de Larry en el instituto Springs Valley. Sus 31 puntos y 21 rebotes de media habían llamado la atención de varias universidades, pero él quería jugar para Kentucky y para allá se fue de visita con su entrenador y sus padres. Joe B. Hall, por entonces coach de los Wildcats, no quiso ofrecerle una beca. No creía que un chico que no hablaba o que ni siquiera miraba a la cara podría encajar en un college de esas dimensiones. Denny Crum, el entrenador de Lousville, fue a verle a su pueblo y le propuso apostar. Si Larry perdía jugando a H-O-R-S-E con él, tendría que, al menos, visitar Lousville. Ocho lanzamientos le bastaron a Bird paras mandar a Crum de vacío a casa. Bobby Knight, el hoy mítico técnico de Indiana, le quería para sus Hoosiers y tras conversar un día con él y enterarse de que Larry estaba dispuesto a estudiar en Indiana State, le conminó a que apostara por Indiana. Semanas después, Bird aceptaba una beca de estudios de los Hoosiers, en parte, empujado por un entorno demasiado entusiasta al que no quería defraudar. Knight le emparejó en la habitación con Jim Wisman, dueño de un extenso fondo de armario. Bird, sin embargo, solo tenía dos cambios. No solo por eso, aunque también, Larry se sentía fuera de lugar. Bloomington estaba a escasos 100 kilómetros de French Lick pero al rubio le parecía que había ido a parar a otra galaxia. El campus era enorme y no se acostumbraba a él. Era muy introvertido, no tenía dinero, no le gustaba el ambiente ni de los entrenamientos ni del resto de la universidad. Tampoco Bobby Knight, decían. Empacó sus pocas cosas y 24 días después de haber llegado —y sin decir nada a nadie— se puso a hacer dedo con dirección a casa de su madre. Georgia, todo un carácter, estuvo semanas sin dirigirle la palabra y se instaló en casa de su abuela.
3. Larry tenía el balón, recién capturado el rebote e iba por el centro de la pista. Su compañero ya había echado a correr al saber que el rubio cogería el rechace y pedía el balón desde la derecha mientras corría. Larry parecía hacerse el sueco y su compañero comenzó a creer que ya no iba a recibir la pelota cuando de pronto, Bird lanzó un misil por detrás de su espalda que fue a dar justo a la mano derecha de su, para entonces resignado, colega. El pobre soviético Andrei Lapatov tuvo que sufrir el crossover de su rival y ver cómo este devolvía a Larry el balón por encima de su hombro. Sin apenas tocar la pelota, el rubio la reenviaba a su pareja de ataque para que aquel dejara finalmente una bandeja a tabla ante la atónita mirada de Lapatov y el rugir de quienes llenaban el Rupp Arena de Lexington, Kentucky. Ambos se dirigían hacia el banquillo, Bird con la mirada clavada en el suelo y ajeno al bullicio. El otro, iba aplaudiendo, sonriendo, exultante. Así era Earvin «Magic» Johnson. Era el nueve de abril de 1978 y la primera ocasión en la que Bird y Magic habían compartido un balón en una competición, el World Invitational Tournament. Magic y Bird ni siquiera eran titulares de aquella selección norteamericana comandada por Joe B. Hall. Pero ya eran los mejores a pesar de que uno era aún sophomore y Magic freshman. Cuando Larry volvió a casa tras ganar el torneo invictos, le dijo a su hermano mayor Mark: “He visto al mejor jugador universitario. Es Magic Johnson.”
4. La temporada 78/79, su tercera y última como universitario en Terre Haute, resultó extraordinaria para sus Sycamores de Indiana State. Con unos compañeros más que del montón, Bird hizo que su equipo se plantara en la final universitaria ante los Michigan State de Magic, un equipo de mayor calidad. Con un récord de 33 victorias en otros tantos partidos, Indiana State ya estaba muy por encima de lo que cualquier aficionado podría haber imaginado. El 26 de marzo, los Spartans plantearon una estrategia que pasaba por no dejar ni respirar a Larry, y este no tuvo ni mucho menos su mejor día. Con siete canastas convertidas de 21 intentos para 19 puntos a los que añadió 13 rebotes, Bird veía como perdía ante un fabuloso Magic (24p/7r/5a) y hundía su cabeza entre las piernas mientras utilizaba una toalla para no mostrar unas lágrimas de decepción ante los 15410 espectadores que llenaban el pabellón en Salt Lake City. Jamás conseguiría quitarse aquella derrota de la cabeza. Nunca.
5. El 9 de abril de 1978 se celebraba la noche del draft en la NBA. Larry, pese a ser junior y restarle aún un año más en Indiana State si así lo deseaba, podía ser ya elegido por un equipo de la liga profesional debido a que su promoción (la que comenzara cuando él se matriculó en la Indiana de Bobby Knight) ya se había graduado. Quiso el destino que fueran sus paisanos de los Indiana Pacers quienes tuvieran el número uno a la hora de elegir. Los Pacers trataron por todos los medios de que Bird renunciara a su último curso universitario para incorporarse a su plantilla después del verano, pero el paleto de French Lick no dio su brazo a torcer. Los Pacers, desanimados, cambiaron su puesto en el draft con los Blazers de Portland, quienes también trataron de convencer al rubio en vano. Portland acabó escogiendo a Mychal Thompson, Kansas City a Phil Ford, los Pacers a Rick Robey —que acabaría siendo el mejor amigo de Larry en Boston—, los Knicks a Micheal Ray Richardson, los Warriors a Purvis Short y con el número seis, el genial Red Auerbach se la jugó con Larry Bird. Al judío de Brooklyn no le importaba que Bird se volviera a las aulas, pero necesitaba que firmara con ellos antes del siguiente draft porque si no Larry podría volver a ser elegible y habría echado a perder su apuesta. En su libro Drive: the story of my life de 1988, Larry cuenta cómo no le podían importar menos los Celtics en esa época porque, entre otras cosas, jamás había sido fan de ellos ni había seguido su trayectoria. La siguiente temporada y tras muchos tiras y aflojas entre Bob Woolf, representante de Bird, y los Celtics, la intervención final de Henry Mangurian —entonces propietario de la franquicia— propició que Boston y Bird firmaran una unión por cinco años y un monto total de 3,25 millones de dólares. Era la cantidad más alta jamás lograda por un rookie de cualquiera de las cuatro ligas profesionales de los EE. UU. “No importa lo bueno que sea, todavía soy solamente un paleto de French Lick”, diría abrumado ante la prensa.
6. El 12 de octubre de 1979 debutaba Larry Bird como jugador profesional. El viejo Boston Garden era el escenario. Los Rockets de Houston, el rival. Larry era titular junto a Tiny Archibald, Chris Ford, Cedric Maxwell y Dave Cowens. Los Celtics se imponían a los Rockets por 114-106 ante los 15320 asistentes que abarrotaban el Garden. Bird anotaba 14 puntos en un serie de 6/12 en T2, 0/1 en T3 y 2/2 en los tiros libres. Además cogía diez rebotes y repartía cinco asistencias, todo ello en solo 28 minutos. Era el primer partido en la historia de la liga que se jugaba con línea de tres puntos y la primera canasta triple, que pasaría al libro de récords de la NBA, sería obra de su compañero Chris Ford a falta de tres minutos y 48 segundos para el final del primer cuarto.
7. El dos de enero de 1981, segunda temporada en la liga, Bird venía de firmar una noche mala en San Diego la noche anterior. Sus últimos nueve tiros no le habían entrado aunque a él no pareciera preocuparle excesivamente. Al fin y a la postre, Boston había acabado imponiéndose a los Clippers por 85-88. Ese día dos se enfrentaban a los Warriors de World B. Free, Purvis Short, Joe Barry Carroll y Bernard King. Larry Bird lo intentó todo pero la defensa a la que le sometieron tanto Short como el rookie Larry Smith hicieron que no pudiera anotar ni un solo punto en toda la noche. Su racha negativa en el tiro se iba a ver alargada hasta los 0/18 si se sumaban sus errores a los últimos nueve de San Diego. Nunca jamás se volvería a quedar en cero puntos en su carrera en la NBA.
8. La víspera del sexto partido de las Finales de la NBA del 80, Magic Johnson estaba preparándose para ser la sorpresa al tener que sustituir al lesionado Abdul-Jabbar como center angelino. Al final de la sesión preparatoria en Philadelphia, Bruce Jolesch, director de relaciones públicas de los Lakers, se llevó a Earvin a un aparte y le dijo:
—Tengo una noticia decepcionante que darte. Larry Bird ha sido elegido rookie del año.
—¿Cuánto de apretado ha estado? —replicó Magic.
—Ni siquiera cerca.
Larry (21,3/10,4/4,5) se había impuesto a Magic (18,0/7,7/7,3) por un avasallador 63 a tres en la votación. El rookie del año, más allá de porque sus números eran excelentes, era para Bird seguramente por hacer que sus Celtics pasaran a ganar 32 partidos más de un año a otro. Magic se sintió irritado y ofendido.
9. La mala noticia de la paliza sufrida en la votación por el novato del año le sirvió al base angelino como espoleta para el partido que tenía al día siguiente. Bird no había sido capaz de llevar a su equipo a las finales. Tras barrer a Houston, los Celtics cayeron por 4-1 ante los Sixers del Dr. J en las finales de conferencia. La decepción para el alero de Boston fue muy grande, más aún cuando comprobó que Magic, su némesis, disputaría las Finales contra Philadelphia. Los Lakers iban 3-2 por delante de los 76ers con un Kareem Abdul-Jabbar recién lesionado en el tobillo que tuvo que quedarse en casa sin poder viajar a Philadelphia para el sexto partido. El encuentro en cuestión se iba a disputar 24 horas después de que Magic hubiera recibido el palo de haber sido arrasado en la votación por Bird. Paul Westhead tenía una sorprendente jugada en mente para no tener que jugarse el todo por el todo en el séptimo y último partido. Su intención pasaba por que Earvin ocupara el puesto de cinco en ausencia de Kareem. Dicho y hecho. Lo que nadie podría haber imaginado es que el base de 2,06 iba a firmar unos números de escándalo que aún sorprenden 33 años después. Magic comandó a sus Lakers hasta el título desde debajo del aro con 42 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias y fue elegido el MVP de las Finales. Ahora era Larry quien fumaba en pipa en su pueblo tras ver la exhibición de Magic a través del televisor. No en vano acababa de ver como Johnson se hacía con el anillo a la primera, un año después de llevarse el de la NCAA.
10. Auerbach sentía que sus Celtics necesitaban reforzarse en el frontcourt y sacó su varita mágica una vez más. Boston tenía el número uno del draft en su poder pero decidió hacer un cambio con Golden State. Los Warriors se harían con la primera elección y así podrían elegir a Joe Barry Carroll a cambio de traspasar a Robert Parish a Boston junto al número tres del draft con el que Red se haría con Kevin McHale. A pesar de las retiradas de Pete Maravich y Dave Cowens antes de comenzar la temporada, los Celtics pudieron llegar a las finales de conferencia otra vez contra los Sixers de Julius Erving. Todo parecía indicar que la historia se iba a repetir y así los de Boston se verían obligados a cogerse las vacaciones antes de lo deseado. La eliminatoria al mejor de siete estaba tres a uno a favor de los 76ers pese a los más de 29 puntos de media de Bird. El quinto partido se jugaba en Boston donde Philadelphia ya había ganado el primero de las series. Los 32 puntos de Bird resultan decisivos para imponerse por un exiguo 111-109. Los Sixers pretenden matar la eliminatoria en el sexto en The Spectrum pero en un partido apretadísimo caen ante Boston por 98-100. Bird ya tiene las series donde pretendía: séptimo partido en el Garden. Los hombres de Bill Fitch llevados en volandas por un enfervorecido público local logran imponerse al final del choque por la mínima, 91-90. En los últimos minutos, Bird robó dos balones, anotó dos tiros libres, cogió un rebote, puso un tapón y consiguió la canasta decisiva. “Quería el balón en mis manos para ese último tiro. No en las manos de nadie más en el mundo”, afirmaría Larry al acabar el partido. Los Celtics conseguían levantar un improbable uno a tres con tres victorias consecutivas por una diferencia de tan solo cinco puntos en los últimos tres choques de la eliminatoria. De locos.
11. Si hay dos canastas en la primera mitad de los 80 que han quedado en la retina de los aficionados a la NBA esas fueron obra de Julius Erving y Larry Bird. La del Dr. J es tan conocida que no hace falta apenas describirla. Es esa en la que Erving —en el cuarto encuentro de las finales del año 80— entra por la derecha de la canasta de los Lakers, extiende el brazo mostrando el balón y vuela por la línea de fondo, por detrás de la canasta, hasta la otra parte del tablero para dejar una bandeja a tabla que Isaac Newton no habría creído. Por el camino, había volado sobre Mark Landsberger y Kareem. Alucinante. La otra, la de Bird, no tuvo nada que ver con desafiar la ley de la gravedad. Tuvo lugar en las Finales del 81 ante los Rockets. Larry lanzó una suspensión desde unos cinco metros y desde el mismo instante que el balón dejó su mano derecha camino de la canasta ya supo que aquel tiro iba a ser repelido por el aro. Sin esperar ni una décima de segundo corrió a por el rebote mientras compañeros y rivales esperaban el desenlace del tiro, saltó, se hizo con el rechace con su mano derecha, se la cambió a la izquierda en el aire y anotó sin aún caer al suelo. Una canasta de malabarismo pero sobre todo llena de deseo por ganar.
12. Tras eliminar a los Sixers después de levantar el uno a tres, no eran los Lakers quienes esperaban en las Finales (para decepción de Bird), sino los Rockets de Moses Malone. Los Celtics eran claros favoritos pero como siempre las series había que jugarlas. El primer partido lo ganó Boston en el Garden por 98-95 para perder el segundo en casa 90-92. Los Rockets volvían a casa con muy buenas sensaciones pero Bird y compañía les iban a bajar los humos con un 71-94 que no admitía discusión gracias a que seis celtics anotaron dobles figuras. Sin embargo, Houston apretó los dientes y Mike Dunleavy y Moses Malone igualaron la eliminatoria antes de volver a Boston. Los pobres ocho puntos de Bird también ayudaron. Una vez en casa, Cedric Maxwell y Larry Bird se encargaron de terminar las series con dos marcadores contundentes: 109-80 y 102-91. El MVP fue para Maxwell y el alivio y la algarabía para Bird. Por fin se hacía con un título. En su casa de Michigan, Magic Johnson no podía seguir mirando el televisor. Ver a Larry fumándose el puro de la victoria al estilo de Auerbach le hizo pasar un verano verdaderamente enrabietado.
13. Los All-Star nunca fueron santo de la devoción del rubio de Indiana, pese a haber disputado 12 de los mismos. Él prefería aprovechar el parón de la liga para descansar. Pero Larry sabía que formaban parte del negocio. En 1982 el partido de las estrellas se disputaba en New Jersey. Los titulares por el Este eran Tiny Archibald, Isiah Thomas, Julius Erving, Artis Gilmore y Larry Bird. Por el Oeste, Gus Williams, Geroge Gervin, Adrian Dantley, Lonnie Shelton y Kareem Abdul-Jabbar. El partido, muy igualado, acabó decantándose del lado del Este por 120-118. El paleto de French Lick anotó 12 de los últimos 15 puntos de su equipo en los seis minutos y medio finales y se llevó el MVP. Disputó 28 minutos para conseguir 19 puntos, 12 rebotes, cinco asistencias, un robo y un tapón. “Después de que Tiny consiguiera el premio el año pasado, quería que este se quedara en la familia de los Celtics”, declararía al terminar el partido. Años más tarde, renegaría del mismo en su autobiografía diciendo que aquel galardón se lo había merecido Robert Parish que en 20 minutos anotó 21 puntos, cogió siete rebotes, dio una asistencia y puso dos tapones.
14. Boston Garden. Nueve de noviembre de 1984. Quedan menos de dos minutos para el final del tercer cuarto y Larry Bird corre el contraataque mientras Julius Erving trata de molestarle enganchando su brazo sobre el de Larry. Este trata de quitarse al Doctor de encima y acaba cayendo al suelo. Bird se levanta y va a por el Dr. J. Los banquillos se vacían y Bird es sujetado por detrás por dos matones de nombres Moses Malones y Charles Barkley que le inmovilizan y facilitan que Julius le acierte tres puñetazos en la cara al alero de Boston. Penoso.
15. Cinco fueron los años que tuvieron que pasar para que Larry y Magic se vieran las caras en una final de la NBA. Ambos deseaban desde un principio que ocurriera pero cuando no eran los Sixers quienes habían llegado a la final por el Este (80, 82 y 83), eran los Rockets quienes la habían alcanzado por el Oeste (81). Ahora, en 1984, se iba a poder ver el primer Bird contra Johnson con algo en juego desde la final de la NCAA del 79. Boston había sido primero de su conferencia con un récord de 62-20 y un Larry Bird MVP de la Regular Season con unos números de (24,2/10,1/6,6). Por el camino se habían deshecho de los Bullets (3-1), los Knicks (4-3) y los Bucks (4-1). Los Lakers, también primeros de su conferencia con una marca de 54-28 y un Magic tercero en las votaciones para mejor jugador de la liga regular con unos guarismos de (17,6/7,3/13,1) habían eliminado a los Kansas City King en tres partidos, los Mavericks por 4-1 y los Suns por 4-2. Boston tenía la ventaja de campo pero los 24 puntos, 14 rebotes y cinco asistencias de Larry servían de poco ante la superioridad de unos Lakers que comandados por Kareem ganaban el primer choque por 109-115. El segundo se decidió en la prórroga por 124-121 con ocho celtics en dobles figuras. Los Lakers volaban a casa mostrando una sensación de superioridad. El tercer enfrentamiento fue un paseo oro y púrpura con un buen Bird (30/7/2) frente a un excelso Magic (14/11/21). El resultado, muy contundente (137-104). El cuarto choque, aún en LA, volvió a ver cómo un gran Magic (20/11/17) era secundado por Abdul-Jabbar y Worthy ambos en la treintena de puntos. Por el lado de los verdes los 25 puntos y 12 rebotes de Parish, los 22 y 14 pases decisivos de Dennis Johnson pero sobre todo los 29 tantos y 21 rechaces (récord personal) de Larry resultaron clave para igualar la eliminatoria a dos tras vencer por 125-129 en la segunda prórroga de las Finales. De todas formas, nada habría sido posible si no llega a ser por el despertador que supuso a los chicos de K.C. Jones la violenta falta, más que meditada, de McHale a Rambis en una imagen que ha pasado a los anales de la NBA. Los 34 puntos y 17 rebotes del alero de Indiana llevaron a lo Celtics a volver a ganar en casa (121-103) pero las grandes actuaciones de Kareem, Magic, Worthy y Cooper eclipsaron el (28/14/8) de Bird para que el 119-108 llevara las series al séptimo y definitivo encuentro a disputar en el Boston Garden. Con los 14.890 asistentes sentados en sus localidades, Cedric Maxwell dio un paso al frente antes de abandonar el vestuario al pronunciar frente a sus compañeros su ya legendario “Hop on my back, boys” que se acabó traduciendo en 24 puntos, ocho rebotes y ocho asistencias, muy bien acompañado por Bird, Parish y DJ y así hacerse con el partido por 111-102. El título se quedaba en Boston. Era el segundo para Larry que no solo igualaba en títulos a Magic sino que lo hacía en el primer enfrentamiento directo entre ambos en la NBA. Larry Bird fue nombrado MVP de las Finales con una media de 27,4 puntos, 14 rebotes, 3,6 asistencias, 2,1 robos y 1,1 tapones.
16. Los Celtics visitaban la ciudad de Salt Lake City el 18 de febrero de 1985. Los Jazz, aún sin Karl Malone y con un John Stockton que estaba todavía haciéndose, caían por 94-110 ante Boston. Nada fuera de lo normal. La noticia fue más bien por lo que no llegó a ocurrir. Con poco tiempo para terminar el tercer cuarto, K.C. Jones decidió dar un descanso a su estrella. Larry Bird había jugado 33 de los 36 minutos posibles hasta entonces y había tenido una actuación sensacional con 30 puntos, 12 rebotes, diez asistencias y ¡nueve robos de balón! Al comenzar el último cuarto Jones invitó a Bird a que saltara a la cancha para conseguir un robo más y así convertirse en el segundo jugador de la historia en lograr un cuádruple doble —e igualar a Nate Thurmond—. Larry declinó la oferta. “Le pregunté si era importante para él conseguir la marca y me dijo que no”, afirmó Jones tras el encuentro. A su vez, el propio Bird añadía: “Si hubiese vuelto a ingresar en la cancha, habría estado intentando conseguir el robo. Hemos venido a ganar un partido de baloncesto, lo hemos hecho y ahora es tiempo para ir a la siguiente ciudad”. Los cuádruples dobles se contabilizan desde 1973.
17. El tres de marzo de 1985 los Pistons visitaban el Garden. Las actuaciones de Isiah Thomas con 33 puntos y 11 asistencias o la de Bird, con 30 tantos y diez pases decisivos, pasaron inadvertidas al lado de un ‘Mister Automatic’ en estado de gracia. Kevin McHale no llevaba al triunfo a su equipo por 138-129 gracias a los 16 rebotes que capturaría esa noche sino más bien por los 56 puntos que fue capaz de anotar en una serie de 22/28 en tiros de dos y 12/13 en los tiros libres. Le entraba todo. Bird no hacía sino pasarle balones para que el ala-pívot de Minnesota engordara su estadística. Kevin había batido el récord de los Celtics en posesión del mismo Bird (53) conseguido en Boston ante Indiana dos años antes. “No hay muchas oportunidades en las que puedes conseguir tantos puntos. Kevin no volverá a conseguir anotar tanto probablemente nunca más. Hoy ha estado impresionante. Se lo merece”, declaraba Bird a la prensa. “Tendrías que haber ido a por los 60”, le dijo Larry a McHale. “No, para qué”, le respondió Kevin. “Porque algún día puede que te arrepientas de no haberlo hecho”, sentenció el rubio. Nueve días después los Celtics visitaban Nueva Orleans para enfrentarse a los Atlanta Hawks. Los 10.079 espectadores del pequeño pabellón universitario de la ciudad estaban a punto de ver algo muy especial. Los Celtics se iban 65-60 por delante al descanso con 23 puntos del 33 verde. En el tercer cuarto, Bird añadió otros 19 más para un total de 42. Todo el equipo se puso a trabajar para que Larry no parara de anotar. Uno de sus tiros libres sirvió para sumar 57 y así superar los 56 de McHale de hacía nueve días quien le felicitó inmediatamente. En la última jugada del partido, un pase de Dennis Johnson servía para que Larry anotara una suspensión desde la bombilla al tiempo que sonaba la bocina. 60 puntos. “Te dije que tenías que haber ido a por los 60, Kevin”, le espetó el de Indiana a McHale. Pero eso a Kevin le daba lo mismo. A Larry, no. Al menos, ese día en Nueva Orleans.
18. El Chelsea era un bar de Boston que ya no existe hoy en día. Pero sí aquel 16 de mayo de 1985. Mike Harlow trabajaba como camarero en el Chelsea y había sido jugador de football en la Universidad de Colgate. Larry Bird y su amigo y mala influencia Nick Harris —acompañados esa noche por el base Quinn Buckner— se las debieron de tener tiesas con Harlow. La pelea comenzó dentro del bar para acabar en la calle en la confluencia de la State Street y Merchant’s Row. Primero fue Larry quien se pegaría con Harlow. Después, Harris. Un testigo no identificado declaró no saber qué había pasado dentro del bar pero sí aseguró haber visto cómo Bird había impactado un derechazo en la parte izquierda de la cara de Harlow. Según el testigo, Larry iba ataviado con una gorra de béisbol con una insignia prendida en la misma y vestido con una chaqueta de entrenamiento. Al parecer, dos hombres le introdujeron rápidamente en el bar. Los periodistas que cubrían la información de los Celtics, cayeron en la cuenta al día siguiente de que el dedo índice de la mano derecha de Bird estaba muy hinchado pero él jamás dio explicación alguna. De hecho, en ninguno de los libros más señeros acerca del rubio de French Lick se habla una sola palabra del incidente. Lo cierto es que durante los playoffs del 84 y el 86, Bird tuvo un 52% en lanzamientos de dos, mientras que en ese año 85 y a partir del incidente solo fue capaz de acertar en un 40% de las ocasiones. ¿Casualidad? Seguramente no. ¿Fue la razón por la que Boston cayó en las Finales contra los Lakers? Probablemente sería una razón de peso. Hay quienes creen que sí. Lo cierto es que el 33 de los Celtics sigue sin querer hablar del asunto.
19. Pretendían los Lakers que las Finales del 85 fueran una revancha de las del año anterior, y para ello se quitaron de encima a los Suns (3-0), los Blazers (4-1) y los Nuggets (4-1). Por el Este los Celtics aceptaron el reto eliminando a los Cavaliers (3-0), los Pistons (4-2) y los 76ers (4-1). Se estrenaba el nuevo formato de las Finales de 2-3-2 en lugar del tradicional 2-2-1-1-1. Los Celtics volvían a partir con el factor cancha a favor, si bien con este nuevo esquema la ventaja se antojaba menor. El primer partido, que pasaría a la historia como la «Memorial Day Massacre”, simplemente no existió. Los Celtics arrasaron a los Lakers por 148-114 con un Scott Wedman perfecto. El fino tirador suplente de Bird anotó los siete tiros de dos que lanzó y los cuatro triples que intentó para 26 puntos. El segundo partido vio como un enorme Kareem Abdul-Jabbar se exhibía con 30 y 17 rebotes para que los angelinos se llevaran el choque por 102-109 tras irse al descanso con un 46-67 de ventaja. Ya en tierras californianas los Lakers apalizaban a los Celtics con dos protagonistas: Magic (17/9/16) y otra vez Kareem (26/14/7) no daban ninguna opción a los vigentes campeones al imponerse por 136-111. El cuarto partido cayó del lado de los irlandeses por 105-107 con 28, 27 y 26 puntos de McHale, DJ y Bird. Pero en el quinto, el trío Jabbar-Magic-Worthy anotaba 105 puntos y lograba poner a su equipo 3-2 en la eliminatoria al vencer por 120-111. Aún había que volver a Boston para jugar el sexto, y quizá el séptimo partido si los de K.C. Jones lograban salvar el primer escollo. 32 puntos y 16 rebotes de McHale y 30 tantos y 10 rechaces de Bird resultaron insuficientes para otra exhibición del trío angelino con triple doble de Magic incluido (14/10/14). Era la primera vez que los Lakers conseguían imponerse en una finales a los Celtics tras ocho derrotas consecutivas. La alegría de los californianos era aún mayor que la ya de por sí enorme decepción que sufrió un Larry Bird que volvía a perder ante Magic seis años después de la final universitaria.
20. Cuando a Bird le llegaba el turno de las vacaciones, nunca se iba a la playa. Se le podía ver en su pueblo como a cualquier otro ciudadano haciendo las labores propias de la casa o el jardín. Tanto es así que un día del verano de 1985 estaba cargando grava con una pala para fabricar el drenaje de la recién construida cancha de baloncesto de su casa cuando supo que se acababa de hacer daño de verdad. Podría haber pagado lo que hubiera hecho falta para contratar los servicios de una cuadrilla de albañiles para realizar el trabajo, pero no. Lo hacía él porque así había sido educado. Fuera millonario o no. Cuando su compañero y amigo Quinn Buckner le llamó para hacer algo de ejercicio, Larry le transmitió que no podía, que estaba metido en un problema. Con el tiempo los médicos descubrieron que sufría de un problema congénito en la espalda. El canal que conducía los nervios a la espina dorsal era demasiado estrecho y le causaría en adelante numerosos problemas con dolores muy agudos. La imagen del alero de Boston tumbado boca abajo en la banda durante el último tramo de su carrera ha quedado en la memoria de todo aficionado a la NBA. Bird nunca fue el mismo a partir de aquella lesión.
21. Los Celtics se enfrentaban a los Rockets en un partido de pretemporada en Hartford, Connecticut. En un momento del encuentro Robert Parish se hace con un rebote en defensa y ve cómo Larry Bird ya ha salido al contragolpe. The Chief lanza un gran pase de béisbol que Bird recoge y combina con Sam Vincent que venía acompañando por el centro. Bird penetra y recibe el balón de vuelta de Vincent. Al genio de Indiana se le escapa un poco el esférico y tiene que sujetarlo finalmente junto a la línea de fondo. Es en ese momento cuando se le pasa por la cabeza la forma más rápida de lograr la canasta. Él se encuentra por detrás del tablero así que lanza una parábola que hace que el balón entre limpio en el aro. Swish! Uno de los árbitros del choque anula la canasta —aún nadie sabe por qué— pero da lo mismo, está grabada y va a dar la vuelta al mundo.
22. En un intento por dar un mayor brillo al fin de semana de las estrellas, la NBA decidió que en su edición de 1986 en Dallas, se iba a disputar el primer concurso de lanzamientos de tres puntos. Los participantes escogidos fueron: Dale Ellis, Craig Hodges, «Sleepy» Floyd, Norm Nixon, Kyle Macy, Trent Tucker, Leon Wood (hoy árbitro de la NBA) y Larry Bird. Cuando los jugadores estaban en el vestuario a punto de tener una pequeña reunión, apareció el que faltaba, Bird. Entró y no dijo una palabra. Poco después dijo la frase que pasaría a la historia: “Chicos, ¿quién de vosotros va a quedar segundo?”. Por si eso no hubiera sido suficiente para meterse en la cabeza de sus contrincantes, Larry comenzó a disertar sobre lo resbaladizos que eran los balones tricolor —los que valían dos puntos—. “No puedo ni siquiera agarrarlos”, añadió. Craig Hodges, Trent Tucker, Dale Ellis y el propio Bird pasaron a semifinales con el de Indiana con el peor registro. Para la final se clasificaron Bird y Hodges, este tras desempatar con Ellis. La gran final no tuvo color con Bird anotando 22 puntos por solo 12 del entonces jugador de Milwaukee. La gloria y el cheque eran suyos. Lo volvió a hacer los siguientes dos años con especial relevancia en el tercero en Chicago durante el que no se quitó la parte superior del chándal de los Celtics y levantó el dedo en señal de victoria antes de que entrara el último balón, decisivo para derrotar a Dale Ellis a falta de dos segundos para terminar su tiempo.
23. El 14 de febrero del mismo año, Boston visitaba a los Blazers en el Memorial Coliseum de Portland. Los 47 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias conseguidos, tras una prórroga, por Bird eran unas cifras excelentes pero como todo el mundo sabía estaban a su alcance. Para muestra sus cifras de la víspera en Seattle (31/15/11). Pero lo realmente extraordinario de su partido en Portland fue que, quizá aburrido por su superioridad por aquellas fechas, utilizó ambas manos para lanzar a canasta de tal manera que 22 de sus 47 puntos fueron anotados con la izquierda. Asombroso.
24. Larry Joe Bird era el mejor jugador del planeta durante el segundo tercio de la década de los 80. Había sido nombrado MVP de la temporada regular en 1984 y 1985. La temporada 85/86 también había sido extraordinaria para el rubio de Indiana. Sus números impresionaban: había sido capaz de jugar los 82 encuentros de RS promediando 38 minutos, 25,8 puntos, 9,8 rebotes, 6,8 asistencias, dos robos de balón y un 89,6% en los tiros libres para liderar la liga en ese apartado. Además, había sido pieza fundamental para que los Celtics hubieran acabado primeros en el Este con una marca de 67-15. El MVP de la Regular Season, el tercero consecutivo y último de su carrera, volvía a recaer sobre él.
25. El 20 de abril de 1986, Boston se enfrentaba a Chicago en el Garden. El partido se fue a la segunda prórroga en un partido tan intenso e igualado como sorprendente. Nadie recuerda los 36 puntos, 12 rebotes, ocho asistencias y dos tapones de Larry Bird. Ni falta que hace. Aquella noche de playoffs, un chico de 23 años peleaba él solo contra el mejor equipo del mundo del momento. Michael Jordan anotaba 63 puntos y pese a la victoria por 135-131 de los Celtics en la segunda prolongación, Larry Bird no pudo sino sincerarse después de darse una ducha: “Dios se ha disfrazado de Michael Jordan”.
26. Bird y sus Celtics querían la revancha con los Lakers el año 86, mas no pudo ser. Unos sorprendentes Rockets liderados por las Torres Gemelas (Akeem Olajuwon y Ralph Sampson) habían dejado en la cuneta a los de Los Ángeles y se metían en las Finales con Boston como rival. Las series volvían a Boston con 3-2 a favor de los locales tras un partido en el que el gigante Ralph Sampson no había tenido mejor idea que agredir a Jerry Sichting, base suplente de los verdes. La expulsión de Sampson había servido para espolear a los suyos que ganaron fácil a los Celtics. La prensa de Boston se había cebado con sus jugadores tras la derrota y los de K.C. Jones no podían esperar a que comenzara el sexto envite para acabar con el escarnio y hacerse con el título. Desde un comienzo se vio a un Larry Bird por encima de lo habitual. Corría como si no hubiera un mañana, se lanzaba a por todos los balones divididos, defendía con denodada pasión y era un huracán en ataque. Sus números (29/11/12/3rob) solo dan una ligera impresión de lo que se le pudo ver hacer. Fue su partido más redondo. El resumen de la carrera de un jugador total cuyo principal objetivo era ganar. Los Celtics se impusieron a los Rockets por un rotundo 114-97 lo que supuso el tercer y último título para Bird y su segundo y definitivo MVP de las Finales.
27. Quinto partido de las finales de la conferencia Este de 1987. Los Pistons juegan los cinco últimos segundos en el Boston Garden y tienen el partido en sus manos. El saque de banda corre a cargo de Isiah Thomas y Detroit gana 106-107. Thomas busca un compañero, no ha pedido tiempo muerto pues con el ruidoso ambiente reinante no oye los gritos de Chuck Daly que le pide que lo haga. Busca a Joe Dumars pero este está demasiado lejos. En el banquillo de los de Michigan los jugadores se abrazan viendo que el partido está ganado y van a volver a casa para cerrar las series y plantarse por primera vez en las Finales. Thomas ve a Dennis Rodman cerca del medio campo pero no se fía del pobre porcentaje anotador del Gusano. Sigue buscando con la mirada. Frente a él, Jerry Sichting trata de atosigarle moviendo los brazos como un molino. Larry Bird a la altura de la línea de tiros libres mira a Dumars, su par, sin perder de vista a Thomas que está en la banda. Bill Laimbeer recorre la zona y se planta fuera de las letras a la altura de la canasta propia. Isiah le ve y le lanza un pase que ya ha intuido Larry. Este ya ha empezado a correr hacia Laimbeer al que roba el balón, se gira y ve cómo Dennis Johnson corta la zona. Bird le pasa el balón y Dennis deja una bandeja a tabla con solo un segundo para el final del choque. El Garden se vuelve loco, al igual que Johnny Most, el mítico narrador del pabellón. “Empecé a contar los segundos en mi cabeza”, se explicaría Bird. Para cuando se acercó a Laimbeer, Thomas acababa de lanzar un pase flojo, con desidia. El vestuario de los Pistons era un funeral con excusas y reproches de toda clase. Larry Bird, el más listo de la clase, acababa de salvar las series.
28. El reloj señalaba que faltaban 13 segundos para terminar el choque y los Sonics y los Celtics estaban empatados. Durante el tiempo muerto, Larry Bird le dice a K.C. Jonbes que quiere el balón y que el resto de sus compañeros se quiten de en medio. Al terminar el receso, Bird ingresa en pista y se dirige hacia Xavier McDaniel que es quien le defiende. “Voy a recibir la pelota justo aquí y la voy a lanzar en tu cara”, le comunicó Bird a McDaniel. “Lo sé. Lo estaré esperando”, contestó un desafiante Xavier. Unos segundos después de la conversación, Bird recibió donde dijo que lo haría y clavó el balón para llevarse el partido en la misma cara de McDaniel. “Aun así, no era mi intención dejar dos segundos en el reloj”, le añadiría Bird al jugador de Seattle tras la canasta.
29. Se está jugando el séptimo y último partido de unas disputadísimas semifinales de la conferencia Este de la temporada 87/88. Es 22 de mayo y los Hawks de Dominique Wilkins visitan el Garden ante la atenta mirada de 14.890 fans locales. El partido se juega de poder a poder y los Celtics entran el último cuarto por delante con un ajustado 84-82. Lo mejor, y de qué manera, estaba por llegar. Bird llevaba anotados 15 puntos, Nique, 31. Empezaba lo bueno. El intercambio de canastas de los dos aleros fue sencillamente terrorífico. Wilkins anotaba 16 puntos en ese último cuarto, Larry conseguía 19. Si los 47 que al final señalaban las estadísticas de Dominique era espléndidos, no lo era menos la serie de tiro de un Bird que anotaba nueve de sus diez lanzamientos en este periodo para que el partido se acabara decantando del lado local pese a los esfuerzos finales de un Wilkins inconmensurable. Las palabras de Red Auerbach al final del choque no dejaban resquicio a la duda: “Es el mejor cuarto que he visto en 42 años de NBA”.
30. El 19 de noviembre de 1988 y tras solo seis partidos de temporada regular, Larry Bird pasa por el quirófano para operarse los talones de ambos pies. A pesar de que el doctor Arnold Scheller calificaría como de “muy exitosa” la intervención, no dudó en alargar los plazos de la rehabilitación debido a que se habían tenido que cortar ambos tendones de Aquiles para quitar los trocitos de huesos de los talones que tantas molestias le habían estado causando al alero de los Celtics. Para que esa reducción de los tendones no acabara derivando en una posible rotura de los mismos, Bird vio cómo ya no volvería a disputar un minuto durante esa temporada 88/89, el periodo inactivo más largo de su vida deportiva.
31. Es cinco de mayo de 1991. Quinto y definitivo encuentro de la primera ronda de los playoffs del Este. Los Celtics y los Pacers han ganado y perdido uno tanto en casa como fuera. El último se juega en el Boston Garden. La veteranía de los Bird, McHale y Parish, acompañada del joven y talentoso Reggie Lewis, contra la juventud de los Chuck Person, Reggie Miller, Detlef Schrempf y Rik Smits. En los minutos finales del segundo cuarto, Bird se lanza al suelo a por un balón perdido golpeando violentamente su cara contra el parquet del viejo Garden. A pesar de la importancia del partido y del amor propio del rubio de los Celtics, este se ve obligado a irse a los vestuarios por el gran dolor causado por el enorme trastazo. En ese momento Bob Hill, coach de Indiana, pide tiempo muerto y explica a los jugadores que tienen que mantener la cabeza fría puesto que el público se iba a volver loco en cuanto Larry volviera. Pero eso no ocurre. Comienza el tercer cuarto y el 33 no da señales de vida. Minutos después, con el lado derecho de la cara deformado y enrojecido, aparece a través del túnel de vestuarios el héroe local dispuesto a levantar el 79-82 del luminoso. El Garden ruge como pocas veces. Larry se despoja de su chaqueta, entra en la cancha y falla sus dos primeros tiros. A partir de ahí le comienzan a entrar prácticamente todas. Los locales consiguen un parcial de 33-14 para ponerse 112-96 aunque el empuje visitante apriete el marcador a un ajustadísimo 122-121 a escasos segundos del final. Brian Shaw anota dos tiros libres para cerrar el encuentro con el 124-121 definitivo. Larry Bird, que llevaba una media de 18 puntos y un pírrico 37% en tiros de campo en esas series debidos sobre todo a sus dolores de espalda, anotaría 32 puntos en ese decisivo partido con una serie de 12/19 y la cara hinchada como un zepelín.
32. Boston, 15 de marzo de 1992. Larry Bird lleva ya mucho, demasiado, tiempo con graves problemas de espalda. De hecho, por esa misma razón se ha perdido 29 de los 65 encuentros disputados por su equipo hasta la fecha. El rival es Portland, un muy buen equipo. Quedan 20 segundos para terminar el encuentro y los Blazers van ganando por 111-118. Lo tienen casi hecho. Cuando solo faltan 16 segundos, Bird penetra por la derecha de la canasta de los Blazers sorteando a Drexler y dejando una bandeja de reverso en el momento en el que Buck Williams se une a Drexler para tratar de impedir un tiro muy complicado. Canasta. Con solo nueve segundos en el reloj, Larry anota una bandeja en carrera para apretar el marcador a solamente tres puntos. Balón para el 33 de los Celtics quien se coloca a la altura del segundo carro del concurso de triples y medio en carrera, con el defensor encima y a la remanguillé, anota un triple impresionante que lleva el partido a la prórroga. Boston se acabaría imponiendo después de dos tiempos extra por 152-148. Un paleto de French Lick muy disminuido físicamente ha sido capaz de anotar siete puntos en los últimos 14 segundos del partido para llevarlo al tiempo extra. Y en ambas prórrogas había añadido nueve puntos, cuatro rebotes y cinco asistencias más para un triple doble impropio para alguien en su estado: 49/14/12 con cuatro robos y un tapón en ¡54 minutos! Sería la última gran actuación como jugador de Larry Bird. Ya solo le restaban 13 partidos más en la NBA a sus más que machacados 35 años.
33. Los JJ. OO. de Barcelona supusieron un buen punto final para la carrera de Larry Bird. Si bien en un principio no quiso formar parte de tan selecto grupo porque no se veía en condiciones, al final dio el sí y se unió a los Magic, Jordan y compañía. Bird sufría de inmensos dolores de espalda debido a su lesión y pronto descubrió que el trayecto hasta la medalla de oro iba a pasarlo más sobre una bicicleta estática que sobre el parquet de una cancha. De hecho, así es como se hizo tan amigo de un Pat Ewing que hasta entonces no sentía ninguna simpatía por él. Eran «Harry y Larry» e iban juntos a todas partes. Larry disputó los ocho partidos de los Juegos, si bien en alguno de ellos de manera testimonial, como fue en el de la final. A pesar de todo mantuvo su porcentaje de tiro por encima del 52% e incluso llegó a anotar 19 puntos ante los alemanes o a sumar diez puntos, seis rebotes, seis asistencias y dos robos en las semifinales ante Lituania. Cuando ya subió al pódium y le colocaron la presea de oro en el cuello, no pudo evitar acordarse de Joe, su padre, tan aficionado a los Juegos Olímpicos y con quien veía las retransmisiones por televisión cuando Larry era un niño de pueblo.
En el quinto de las finales del 85 son 95 puntos del trío Laker y no 105.
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