«Explosivo» ha sido la palabra elegida por subsecretario de la federación china de ultimate o frisbee, para describir el crecimiento de este deporte en su país. La Ultimate League china ha logrado un acumulado de 1.600 millones de espectadores en las cadenas CCTV-5 y CCTV Oympic Channel. El campeonato constó de 11 finales regionales y una gran final. Según Xue, ahora mismo en China puedes ver a gente jugando con el frisbee «por todas partes», según recoge Inside the games.
Una de las claves del auge del frisbee ha sido la política gubernamental de tolerancia cero contra el COVID. La gente no podía acudir a cines, teatros o lugares de ocio cerrados, ni siquiera a restaurantes, y eso potenció los deportes al aire libre. De hecho, el deporte ha sido promocionado como forma de socializar y se ha empleado como herramienta para motivar a jóvenes en peligro de exclusión social, especialmente a través de la red Xiaohongshu, el Instagram chino.
China va a celebrar en 2025 los Juegos Mundiales en Chengdu, campeonato que sirve para presentar nuevos deportes que aún no son olímpicos. Puede que sea el empujón que necesita el frisbee. No obstante, la semana pasada apareció una carta abierta a la WFDF, la Federación Mundial de Frisbee, por parte de jugadores chinos que consideran que no se sienten representados por la federación de la que es directivo Xue Zhixing. Se quejaban de que no se trata de una organización democrática y de que está enfocada únicamente al negocio.
En España, se acaban de celebrar los campeonatos de Primera división femenina y masculina en Salou y Burgos, respectivamente. España, a diferencia de los países dominadores de esta disciplina, destaca en playa. Las superpotencias, países del norte de Europa y los anglosajones, juegan sobre hierba. El caso español es debido, fundamentalmente, a la accesibilidad de las playas, que son de dominio público, un derecho consagrado por la Constitución. Una prueba de ello son los oros que ha conquistado el Guayota canario en los campeonatos de Europa que se acaban de celebrar en Royan, Francia. El club tinerfeño venció en masculino, femenino y, en septiembre, mixto, la triple corona.
Un importante impulso que ha experimentado este deporte en España se ha debido a la aportación de inmigrantes venezolanos y colombianos, en cuyos países es un deporte muy popular. Por ejemplo, Madrid cuenta con un club Inmortales, que tiene su sede original en Caracas. Asimismo, la introducción del ultimate entre los niños en Catalunya está dando resultados importantes. La Liga Escolar de Barcelona ya cuenta con cerca de 400 participantes.
Si hay algo por lo que ha destacado el ultimate es por el comportamiento de sus jugadores. Uno de los comentaristas más famosos de este deporte, Tom Styles (@tomstyles), con 20 años de carrera a sus espaldas, asegura que en muchas ocasiones son los jugadores los que corrigen a los árbitros, aunque eso les perjudique. Es algo que ha llegado a ocurrir en finales de máximo nivel, pero por lo que sea parece que la honestidad está profundamente arraigada en este deporte. Algo que contrasta, especifica, con la videovigilancia de las acciones en fútbol y las polémicas y peleas que desatan.
En este aspecto reside uno de sus valores educativos y la razón por la que se está empleando en muchos lugares del mundo como herramienta de inclusión e integración. La Federación Mundial (WFDF), además, ha creado el premio de ganador del Espíritu del juego. Un título que se obtiene después de una encuesta en la que los demás equipos valoran de 0 a 4 a sus oponentes en «conocimiento y uso de las reglas», «faltas y contacto corporal», «equidad», «actitud y autocontrol» y «comunicación».
En un principio, obtener este premio era tan codiciado como ganar un torneo, sin embargo, José Amoroso, director del Comité de Espíritu del Juego de la WFDF, ha reconocido que ya se ha observado que en las fases finales de los torneos, las puntuaciones de la encuesta van bajando. Su objetivo ahora es estudiar qué hay que hacer para mantener unas puntuaciones elevadas independientemente de la presión por ganar y, si da resultado, llevarlo a otros deportes, incluido el fútbol.
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